Tras un año de su temprana muerte, Amy Winehouse tiene una presencia constante en el barrio londinense de Camden Town, donde la cantante vivió al límite y murió el 23 de julio de 2011, a los 27 años.
A pesar del tiempo transcurrido, los temas de esta talentosa y autodestructiva cantante suenan en casi cada local y su imagen sigue viva en las tiendas, los bares que frecuentaba o, incluso, en el aspecto físico de muchos que imitan su estilo.
Los brazos tatuados, las frondosas cabelleras recogidas en un moño, los ojos pintados, los grandes pendientes dorados o los estampados de cuadros son habituales de ese barrio del norte de Londres, al que Winehouse no renunció a pesar de su popularidad y al que siempre mostró su afecto.
“Este premio es para Londres y para Camden, que ahora está en llamas”, dijo la autora de Rehab al recoger uno de los cinco Grammys que ganó en 2008, mientras el famoso mercado de su barrio ardía al declararse un gran incendio.
El pub The Hawley Arms, frecuentados por la artista y que fuera destruido por el incendio de aquel año, se convirtió en el mausoleo de la Diva del soul, cuyo talento fue ensombrecido por su adicción al alcohol y las drogas. Canciones como You know I’m not good o Back to black vuelven a sonar en ese bar, con imágenes de la cantante en las paredes. EFE