Se realizaron incursiones junto a agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas y la Policía Federal Brasileña, en sitios que están vinculados, según los investigadores, a un esquema comandado por Luis Carlos Da Rocha, alias Cabeza Branca y su entorno.
Fueron 7 allanamientos que se realizaron en casas de Cambios, estudio contable, viviendas particulares y otros sitios de Pedro Juan Caballero; se realizaron otras 39 incursiones en territorio brasileño.
Los intervinientes se llevaron documentaciones, teléfonos celulares y computadoras que serán analizadas por expertos.
Da Rocha se encuentra detenido y tras su reclusión las autoridades comenzaron a poner el ojo en empresas y personas físicas que recibían en forma permanente y constante grandes sumas de dinero mediante transacciones electrónicas desde diversos países.
Esto llevó a los intervinientes a determinar que parte de las remesas eran realizadas desde Paraguay, específicamente Pedro Juan Caballero. Las mismas oscilan entre 1,5 a 2 millones de dólares en forma diaria en forma permanente, de acuerdo a las investigaciones.
Esta gran cantidad de dinero era retirada por personas vinculadas a Da Rocha pero en Ciudad del Este, de acuerdo a los datos de las pesquisas.
El esquema en cuestión tendría además vínculos directos con la organización de los «García Morínigo» y Julio César Duarte Servián quienes fueron detenidos tiempo atrás por la Senad en el marco de la Operación Status.
DETENIDO Y PODEROSO. Cabeza Branca es considerado uno de los mayores traficantes de droga en la zona de la frontera de Brasil y Paraguay.
Estuvo 30 años fugitivo de la policía brasileña que lo buscaba por varios delitos.
Se sometió a varias intervenciones quirúrgicas para cambiar el aspecto de su rostro y así eludir los controles.
Luego de una larga búsqueda, fue detenido en el año 2017, en la localidad de Sorriso, Mato Grosso do Sul, Brasil. Está recluido en una prisión brasileña pero afirman que sus vínculos siguen moviendo sus negocios ligados al narcotráfico.
El hombre montó un verdadero imperio adquiriendo varias propiedades en su país y también en Paraguay, a través de testaferros.
En nuestro país, poseía alrededor de cinco establecimientos rurales en los departamentos de Amambay y Concepción.
Estos bienes fueron valuados en 16 millones de dólares.
El hombre operaba en el país, entre otras cosas, utilizando la fachada de una agro ganadera valiéndose de varios contactos, según explicaron los intervinientes.