08 ago. 2025

¿Alejarse del celular provoca daños?

Por Moneco López

La pregunta es retórica. La que planteo yo, desde luego. Y esto salta a raíz de un suelto periodístico aparecido en el diario La Nación ayer. La fuente de la nota es la conocida central periodística y de encuestas eluniversal.com, empresa ubicada hacia aquí de Mongolia Exterior, pero un poquito más hacia el lado de allá.

El jefe de la encuesta que determinó que estar lejos del celular afecta las funciones cognitivas, aparte de poner en marcha un sinfín de graves problemas, es el afamado investigador Russell Clayton, ex empresario tabacalero, fundador de una marca de cigarrillos que llevaba su apellido, en el Paraguay. Tras sus profundos estudios, Clayton publicó los resultados, que son más o menos como se detalla a continuación, sin que importe el orden de numeración: 1: Algunas personas consideran a los celulares como parte de su cuerpo. 2: (Pregunta del mismo Clayton): ¿Te has preguntado qué pasaría si te quedaras sin teléfono por un día? (mi tío Fredesvindo Emancipación, oriundo de Paso Peteî, va por los setenta años de vivir sin celular, y anda de lo más campante). 3: Tras investigar todo, acuciado por los interrogantes precedentes, el señor Clayton arribó a la conclusión de que para cualquier sujeto, dejar el celular por unos minutos arruina la concentración e incluso siente que su salud es afectada negativamente.

Esta investigación fue publicada en la revista Journal of Computer – Mediated Communicación, y dejó demostrado palmariamente que estar lejos del celular afecta las funciones cognitivas, eleva la presión arterial y la frecuencia cardiaca, además de producir ansiedad, irritabilidad y caspa.

Para descubrir todo esto, Mr. Clayton realizó un estudio con un grupo de jóvenes a los que pidió que resolvieran una sopa de letras. No hay detalles de la prueba, pero da para sospechar que la sopa no tenía suficiente sal, y las letras eran demasiado viejas.

Pero la prueba ya empezó con una trampa: Mr. Clayton y sus colaboradores engañaron a los participantes diciéndoles que el estudio era para probar un aparato que mide la presión arterial de manera inalámbrica (¿de dónde habrán sido alumnos estos estudiantes?) por lo que revisarían su presión constantemente.

En la primera fase del astuto experimento, los estudiantes lidiaron con su prueba estando en contacto con su celular.

En la segunda, les retiraron los teléfonos porque “interferían con el medidor”.

Luego, Clayton y sus sádicos hicieron sonar los teléfonos, que estaban lejos de sus dueños.

Mientras los aparatos sonaban, la presión arterial y la frecuencia cardiaca se elevaron, mientras la concentración mental de los estudiantes se evaporaba. Y bueno, ya sabe: cómprese un celular de goma, así no tendrá que alejarse de él ni para ducharse.