“Es demasiado tarde. Ahora esperamos a nuestros muertos”, comenta, suspirando, una mujer que espera noticias de su tía.
Gaziantep, conocida por sus fabulosos mosaicos, se vio azotada por un poderoso sismo que sacudió Turquía y Siria y que ya dejó más de 12.000 muertos entre los dos países. Ebru Firat, de 23 años, es consciente de que cada vez hay menos posibilidades de que encuentren viva a su prima, desaparecida bajo los escombros de su vivienda, en Sehitkamil, un suburbio de Gaziantep.
Como le ocurre a los centenares de personas que esperan delante de las ruinas, el dolor se mezcla a veces con la rabia. “Ya han pasado 36 horas desde el sismo... todo avanza tan lentamente”, comenta la joven. “Quiero tener esperanza, pero...”.
Cada minuto cuenta a la hora de encontrar a eventuales supervivientes, pero en las horas posteriores a la tragedia, aquí no se acercó ningún rescatista.
Fueron los propios familiares de los desaparecidos, a veces acompañados por policías, los primeros en ponerse a buscar entre los escombros con sus propias manos. AFP