El acuerdo, anunciado el jueves por el presidente estadounidense Donald Trump, es el tercero de este tipo que Israel alcanza con un país árabe y plantea la posibilidad de pactos similares con otros Estados prooccidentales del Golfo. En el texto, Israel se compromete a renunciar a su plan de anexión de territorios palestinos, una concesión acogida por países europeos y algunos gobiernos árabes como un impulso para la paz.
Pero el primer ministro, Benjamin Netanyahu, subrayó que esto no significaba que Israel abandonase su intención de anexar algún día el Valle del Jordán y los asentamientos judíos en Cisjordania, territorio ocupado por Israel desde 1967.
El presidente Trump anunció el acuerdo en un tuit como un “GRAN avance” y un “acuerdo de paz histórico entre nuestros dos GRANDES amigos”. Indicó que los líderes de ambos países firmarían el acuerdo en la Casa Blanca en unas tres semanas.
El establecimiento de lazos diplomáticos entre Israel y aliados de Oriente Medio de Washington, como las monarquías del Golfo, ha sido central en la estrategia de Trump en la región para contener a Irán, igualmente enemigo de Israel.
Netanyahu celebró un “día histórico”, que iniciaría una “nueva era” para el mundo árabe y para Israel. Pero los palestinos lo rechazaron categóricamente, calificándolo de “traición” a su causa, incluida su reivindicación de hacer de Jerusalén este --anexionada y ocupada por Israel– la capital del Estado al que aspiran.
Igualmente comunicaron que retirarían a su embajador de Emiratos e instaron a una reunión de emergencia de la Liga Árabe. “Intento entender por qué es una traición cuando estamos abriendo una puerta para que Israel se replantee su proyecto de anexión”, dijo Omar Saif Ghobash, viceministro de Relaciones Exteriores de los Emiratos.
“TRAICIÓN”. El viernes, después de la oración musulmana del mediodía en Jerusalén, frente a la mezquita de Al Aqsa, los fieles pisotearon fotos del príncipe heredero de Abu Dabi, Mohammed bin Zayed Al-Nahyan.
En la ciudad ocupada de Naplusa, en Cisjordania, varias personas quemaron fotos del jeque emiratí, de Netanyahu y de Trump. “El pueblo palestino ha sido apuñalado por la espalda por los dirigentes de Emiratos”, decía Yihad Hussein, un habitante de la zona.
Por su parte, Irán y Turquía que apoyan a Hamas, grupo islamista palestino que controla la Franja de Gaza, acusaron a Emiratos de “traición”. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, crítico con Israel y a menudo en desacuerdo con las potencias occidentales, amenazó con suspender las relaciones diplomáticas con Emiratos o con llamar a consultas al embajador en Ankara.