16 dic. 2025

A un año de la vuelta a la vida de dos ex rehenes de las FARC

La libertad ha sido más linda de lo esperado, afirma Clara Rojas un año después de su liberación tras permanecer 6 años cautiva en manos de las FARC. Consuelo González le acompañó en su camino a la libertad.

Por Pablo Rodríguez, de AFP

BOGOTÁ, COLOMBIA

Las ex rehenes de la guerrilla colombiana de las FARC, Clara Rojas y Consuelo González, cumplieron ayer su primer año en libertad en el que sienten que volvieron a renacer tras sobrevivir, por el amor a sus familias, al prolongado cautiverio en lo profundo de la selva.

Para Rojas, este año de libertad tuvo un motivo de felicidad adicional: el cumplir con la función de madre que las FARC le impidieron desde cuando le quitaron a su hijo recién nacido Emmanuel, que dio a luz en condiciones en que puso en peligro su vida y el niño sufrió la fractura de un brazo.

“El reencuentro con mi hijo Emmanuel ha sido fascinante y superior a cualquier expectativa”, dijo Rojas en una entrevista con la AFP, en la que aseguró que tras su liberación “ha vuelto a renacer”.

“Me siento feliz. Creo que ha sido un año fantástico, superior a lo que hubiera podido imaginar”, agregó, en un sentimiento coincidente con González, quien por su lado dijo que creyó que su regreso a la libertad “iba a ser más difícil”.

LAS PRIMERAS. Las dos mujeres fueron los primeros rehenes de un grupo de secuestrados políticos que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) liberaron unilateralmente el 10 de enero de 2008.

Las FARC quisieron así desagraviar al presidente de Venezuela Hugo Chávez, porque dos meses antes su homólogo colombiano Álvaro Uribe lo había cesado en la función de mediador para la liberación de ese grupo original de 52 rehenes que buscaban cambiar por unos 500 de sus militantes presos, tres en Estados Unidos.

Rojas permaneció en poder de las FARC por casi seis años, tras haber sido secuestrada el 23 de febrero de 2002 con la colombo-francesa Íngrid Betancourt, quien realizaba campaña política a la presidencia de Colombia.

González, una política que llegó a ser congresista, estuvo en poder de las FARC desde el 10 de septiembre de 2001.

Rojas y González, aunque no compartieron el penoso cautiverio, hoy comparten el mismo sentimiento de felicidad por estar disfrutando de la libertad, pero al mismo tiempo no logran saborear plenamente esa alegría debido a que aún quedan en la selva 28 de sus compañeros secuestrados.

“No puedo estar plenamente contenta, me perturba el recuerdo de mis compañeros. Hay una confrontación de sentimientos porque hay una profunda tristeza por haberlos dejado”, dijo al respecto la ex congresista.

Por su parte, Rojas aseguró que en 2009 una de sus actividades básicas a las que se dedicará será continuar “pendiente de las personas que aún se encuentran secuestradas (...) para lograr su pronta liberación”.

Las FARC anunciaron que dejarán próximamente en libertad al ex gobernador provincial Alan Jara y al ex diputado provincial Sigifredo López (los últimos dos políticos que les quedan), junto con tres policías y un militar que no han identificado.

Para Rojas, con esa decisión las FARC “se quedaron cortas (porque) han debido entregar a todas las personas que aún quedan” en la selva, en tanto que González “celebró” esas próximas liberaciones y llamó a esa guerrilla a que “deje la práctica del secuestro”.

AMOR A LA FAMILIA

Durante este primer año de libertad, las dos mujeres concuerdan en destacar el papel que el amor de sus familias ha jugado para readaptarse a la vida libre y a su cotidianidad.

Pero también coinciden en que el amor por sus familias y el deseo de volver a reencontrarse con ellas fueron la fuerza interior que les permitió sobrevivir al cautiverio.

“Creí que iba a ser más difícil el proceso de regreso a la libertad. El papel de mi familia ha sido muy importante al igual que el de los amigos. Yo misma estoy sorprendida de la tranquilidad con la que he asumido este proceso”, confesó González, quien no descarta volver a la política, “pero tratando de representar más fielmente a los intereses del pueblo”, dijo.

Para Rojas, quien acabó de escribir un libro sobre esa experiencia que vivió y que será publicado próximamente por la editorial francesa PLON, “el secuestro quedó atrás”.

“Lo difícil, sin duda, fue el secuestro en sí mismo. Readaptarme a la vida normal ha sido relativamente fácil gracias al cariño de muchas personas, en particular de mi familia y amigos”, acotó la mujer que fue secuestrada junto a Íngrid Betancourt.