Como ciudadana asuncena con sus impuestos y tasas municipales al día, me pregunto, Sra. Evanhy, por qué y para qué querría Ud. una prórroga de su mandato. Cuando usted se candidató para la Intendencia de Asunción, sabía perfectamente que su mandato sería de 4 años, y de todas maneras, lamentablemente, será nuestra intendenta hasta noviembre del 2010, ¿o me equivoco?<br/><br/>Su lema de campaña era “Basura Cero” y nunca la ciudad estuvo tan sucia como ahora. ¿O es que Ud. no ve la suciedad de las calles? Dese una vueltita por la calle Dr. Aníbal Mena Porta e/ Manuel Peña y Gómez de la Fuente, a escasos metros del Parque de la Salud, o por Molas López c/ Río Verde, y tendrá una muestra de “basura cero”, y también del estado absolutamente calamitoso de los empedrados de esta zona. En toda la ciudad no hay un solo basurero en las calles, aun para la gente que quiera arrojar sus papeles, bolsas de plástico, vasos de yogur, envases de gaseosa y todo lo que le molesta en sus autos o manos. Muchas veces veo a los empleados municipales cortando el pasto en los paseos o plazas, pero no recogen la basura. ¿Qué ganaríamos los habitantes de Asunción con la prórroga de su mandato? ¿Una ciudad limpia y con basureros por lo menos en algunos puntos estratégicos de la ciudad? ¿Calles bien cuidadas? ¿Semáforos que funcionen? ¿Parques y plazas “disfrutables”? ¿Aceras libres de autos, copetines, motocicletas y mercaderías de todo tipo, para los peatones? ¿Que los vehículos del transporte público tengan paradas fijas?<br/><br/>¿Tiene usted nuevos, o simplemente planes, para mejorar lo que le menciono? ¿Tiene un nuevo presupuesto, o ideas para incrementar el que tiene? ¿Pondrá en los cargos de responsabilidad a gente idónea o seguirán los correligionarios?<br/><br/>Sra. Evanhy, usted ha sido y seguramente aún es una excelente periodista, pero para gerenciar una ciudad se necesita mucho más que eso y sobre todo se necesitan planes inmediatos y a mediano y largo alcance, además de colaboradores con ideas innovadoras que la acompañen para poder cumplir sus promesas electorales.<br/><br/> María Otto<br/><br/>C.I. 299.133<br/><br/>CARTA A COPACO<br/><br/> Apelo a este prestigioso medio, a fin de que tal vez así tengan a bien cumplir cabalmente con los usuarios y no rotulárseles una vez más de “inoperantes”.<br/><br/>Estoy residiendo en el domicilio de un familiar ya fallecido, a cuyo nombre aún figura el número telefónico debido a que no hemos tramitado hasta el momento la sucesión.<br/><br/>En el mes de abril del presente año, luego de una poda de árboles, según me informaron en las oficinas de Copaco de mi comunidad, nos hemos quedado sin servicio. He realizado otros reclamos y me han dicho que el personal tendría que venir de Asunción únicamente para dar solución al caso. Supe que han venido, pero sigo con el mismo problema. Es tan paradójico el hecho de que hasta el día de hoy sigo sin servicio, pero abonando el costo mínimo correspondiente, y digo paradójico por no decir “descabellado”. Por tanto, solicito la pronta intervención para solucionar el problema, ya que como usuario puntual tengo ese derecho y ustedes la obligación de cumplir. A los 90 días de seguir sin servicio, me despido con el respeto que se merecen.<br/><br/>Martha Ibarrola<br/><br/>C.I. 1.309. 184<br/><br/>EN FAVOR DE LOS HONESTOS<br/><br/>Señor Director. Por este medio quiero expresar mi postura como servidor de la Justicia en relación a la resolución de la Corte Suprema de Justicia, que apartó a los agentes fiscales Arnaldo Giuzzio, Rocío Vallejo y Carlos Arregui de los casos de Itaipú. No es la primera vez que un fallo de la Corte atenta contra el orden jurídico paraguayo en general y el orden jurídico–penal en particular; ya que los camaristas que separaron a los fiscales anticorrupción Arnaldo Giuzzio, Rocío Vallejo y Carlos Arregui de las causas de Itaipú han actuado en el mejor de los casos con arbitrariedad e ignorancia en la interpretación y aplicación de la ley; que si viviéramos en un verdadero Estado de Derecho, donde rige efectivamente el principio de igualdad jurídica ante la ley; serían pasibles de enjuiciamiento por mal desempeño en sus funciones. Esta resolución de la Corte en que fueron apartados de la investigación penal fiscales de reconocida honestidad, tenacidad y espíritu de justicia, ha producido un tremendo golpe a todo el Sistema de Justicia y al Estado Social de Derecho que se pretende construir en nuestro país, porque con esta decisión, que favorece a un exponente del poder económico fraudulento –llamada también alguna vez por un sociólogo paraguayo “burguesía fraudulenta”, ya que amasaron fortunas a costa de la miseria y muerte de muchos compatriotas (la mayor parte de los créditos otorgados al país, en vez de invertirse en la salud y educación de nuestra gente, fueron a parar en los bolsillos de estos corruptos, que amparados en el tráfico de influencias, incluso han guardado el dinero malhabido en paraísos fiscales)– evidencia que los delitos cometidos por los integrantes de ese poder fáctico siguen no solo impunes, sino que controlan gran parte de los poderes del Estado, en especial el Poder Judicial.<br/><br/> Este atentado al Derecho por parte del más alto tribunal de justicia de la República, que debería ser custodio principal de la Constitución, abona la idea de que no solo hace falta la renovación judicial, sino que una “Revolución Cultural” que esté ligada a la imperiosa necesidad de establecer como Política de Estado una Educación en la Cultura de la Legalidad. Esta es la aceptación de las normas por parte de todos los ciudadanos, mandatarios y mandantes que no solo las conocen y la acatan sino las hacen parte de sus vidas. Como escribiera Sonia Alea, periodista italiana, “Hombres justos, hombres honrados, transparentes, tenaces, hombres de verdad, esto es lo que necesita nuestra sociedad para restablecer el equilibrio perdido”. Tenemos lo que nos merecemos. Vivimos en una sociedad corrupta, e ilegal, donde en la función pública muchas veces los ladrones son premiados y los que cumplen con su deber en el mejor de los casos son trasladados o apartados de sus investigaciones como el caso comentado. Si los paraguayos nos unimos hoy y deseamos vivir en un clima de honradez, viviremos tiempos distintos, pero para eso necesitamos una revolución de nuestras mentes. Solo si los ciudadanos protagonizamos esa revolución, donde dejemos de lado nuestra apatía, el desapego a la legalidad, renaceremos. Es una necesidad histórica y vital que las organizaciones sociales, culturales, gremiales y el pueblo en general apoyemos a los hombres justos en su trabajo como en el caso de Giuzzio, Vallejo y Arregui, que indudablemente se han convertido en referentes de una nueva Justicia. <br/><br/> Abog. Jorge David Figueredo Corrales<br/><br/> C.I. Nº 1.707.150<br/><br/>