El mafioso, prófugo desde 1993, fue detenido junto al hospital La Maddalena de la capital siciliana para tratarse de un cáncer de colon que padecía desde hace un año bajo la identidad falsa de Andra Bonafede, de 59 años.
Lo esperaba un amplio contingente policial que rodeó la clínica, también por seguridad de sus pacientes, y lo detuvo cuando iba a entrar sin que este opusiera resistencia, explicó el fiscal de Palermo, Maurizio De Lucia, en una rueda de prensa.
Acto seguido, Messina Denaro, con abrigo de piel marrón, gorro y un reloj valorado en 35.000 euros, era introducido en un furgón policial y sacado de la clínica envuelto en un fuerte dispositivo de seguridad, mientras algunos policías se abrazaban y se felicitaban.
El comandante de los Carabineros (policía militarizada italiana), Pasquale Angelosanto, refirió que las investigaciones han implicado “muchos años”, pero en “el último periodo” la atención se centró en el estado de salud del “capo de capos”, porque era conocido que estaba enfermo.
Los investigadores han trabajado “con discreción” y a destajo en los últimos tiempos, incluso en Navidad, para tratar de identificar una fecha, hasta que supieron que sería este lunes, 16 de enero, cuando el mafioso acudiría a la clínica.
El fiscal De Lucia aseguró que las pesquisas se centran ahora en “las actuales protecciones de las que ha gozado” en su larga clandestinidad. Porque, avisó: “La mafia no ha sido derrotada, el error más grave sería pensarlo”.
El país recibió con sorpresa y alegría la detención de este criminal y la primera ministra, Giorgia Meloni, liberó su agenda en Roma para viajar inmediatamente a Palermo y felicitar a los agentes responsables de esta acción, “una gran victoria del Estado”.
El jefe del Estado, Sergio Mattarella, siciliano a quien la mafia asesinó a su propio hermano, también expresó su “congratulación” por el arresto de este mafioso.
Según el fiscal Maurizio De Lucia, Messina Denaro es “el último capo” de la era de los atentados, la que sembró el terror en la Italia de los Noventa y que en 1992 acabó con la vida de los magistrados Giovanni Falcone y Paolo Borselino, pioneros en la lucha contra Cosa Nostra y hoy más recordados que nunca.
El criminal deberá cumplir con las varias cadenas perpetuas a las que fue condenado en el pasado por sus innumerables derramamientos de sangre en luchas de clanes, atentados y crímenes.
El hombre detrás del criminal
Messina Denaro nació el 26 de abril de 1962 en el pueblo siciliano de Castelveltrano, en el seno de una dinastía de mafiosos dirigida por su padre, Don Ciccio, autor de una fructífera alianza con el clan de Corleone, de los capos Bernardo Provenzano y Totò Riina.
Conocido como U Seccu (el seco, en siciliano, debido a su complexión delgada), se sabe que leía muchísimo, era sagaz y en su juventud se consideraba un buen estudiante.
Así lo reveló en una carta recogida en el libro L’invisibile (2012): “Me arrepiento de algunas cosas en mi vida y una es no haber estudiado. Fue uno de los grandes errores de mi vida. Mi mayor rabia es que era un buen estudiante pero me distraje con otras cosas”, escribía en la misiva interceptada en 2015 por la policía.
Lo que le distrajo de los estudios, en efecto, fue tomar las riendas de la peligrosa Cosa Nostra desde el verano de 1993.
El padrino de la mafia figuraba en la lista de los criminales más buscados del mundo como líder de la poderosa organización criminal Cosa Nostra, especializada en el tráfico de drogas, prostitución, extorsión y lavado de dinero.