08 ago. 2025

23 personas conviven hace un mes en pequeños calabozos de la Tercera

En las comisarías del área metropolitana también se vive un drama a consecuencia del cierre de los penales, pasando los días en condiciones inhumanas y bajo riesgo de contraer enfermedades.

Los efectos producidos por la pandemia del Covid-19 siguen golpeando duro a personas que fueron detenidas por diferentes delitos y que deben cumplir con la prisión preventiva en un centro penitenciario, actualmente cerrados debido a la emergencia sanitaria.

En la Comisaría Tercera Metropolitana, al menos 23 personas repartidas en dos pequeños calabozos de tres metros por uno y medio de espacio estaban esperando ayer pasar a una cárcel.

La situación con el transcurso de los días se torna desesperante para los internos, que viven en condiciones inhumanas y sin respetar el protocolo establecido por el Ministerio de Salud para evitar contagiarse del temible virus.

“Si vamos a respetar la cuarentena, tendríamos a dos personas en cada celda”, se sinceró el comisario Carlos López Russo, jefe de la mencionada sede policial, que reconoce que no se ve una solución posible a esta situación a mediano plazo.

“Se tiene que hacer revisión a la gente que está en las cárceles, a ver si se les puede dar medidas. Descongestionar las cárceles podría ser una solución”, opinó el uniformado, afirmando que las personas que pueblan los calabozos de la comisaría a su cargo en su mayoría no están presos por violar el decreto presidencial, sino por asaltos y robos en la vía pública.

bagatelarios. Gran parte de los robos y hurtos que se cometen son bagatelarios, según reconocen los policías, pero los protagonistas no pueden ser liberados, debido a la reincidencia.

“A muchos de los que están acá se les había dado medidas, pero violan todas las medidas que se les imponen. Lastimosamente son adictos y roban para conseguir la droga”, añadió, señalando que algunos de sus inquilinos están presos por robar un bafle, una plantera y otros objetos.

Debido al drama que viven en la comisaría, por el paso de los días y sin tener las condiciones mínimas para la estadía, uno de los internos intentó quemar un colchón. Ellos reciben alimentos por parte de personas solidarias.

HACINADOS. En el área Central, los agentes policiales deben enfrentar el mismo fenómeno. Según informaron las autoridades, unas 150 personas están esperando en pequeños calabozos que se reabran las cárceles.

Desde el Ministerio de Justicia se informó que los centros continuarán cerrados debido a que no tienen lugar para que los nuevos ingresantes realicen la cuarentena.

Miedo en las cárceles del país
“No queremos morir como perros”, decía con vehemencia Vicente Ignacio Chase, que fungió de portavoz de los alrededor de 1.090 internos que conviven en el penal de Concepción.
El mayor reclamo fue hacia los ministros de la Corte, a quiénes pidieron que busquen la forma de conceder libertad condicional a personas que ya cumplieron las dos terceras partes de su condena, los que ya llevan más de cuatro años procesados, en situaciones de condena anticipada, según organizamos de Derechos Humanos.
Los internos afirman que no reciben insumos para higienizarse y que están en permanente riesgo de contraer el Covid-19 a causa de la alta aglomeración de personas.