La acusación estuvo a cargo de la fiscala Liliana Denice Duarte. La denuncia fue radicada en el 2015 en Presidente Franco, cuando las dos niñas, luego de participar de un culto religioso, confesaron ante varias personas que eran sometidas sexualmente por su propio padre, desde que tenían 8 y 10 años, con manoseos y otros actos, hasta que cuando llegaron a los 13 años las forzó a mantener relaciones sexuales, bajo amenazas de que si no cedían, atentaría contra la vida de ellas y de su madre. Los abusos siempre ocurrían en ausencia de su esposa. También fue víctima su hijastra, quien pasó todo tipo de vejámenes desde los 5 hasta los 17 años. La denuncia fue presentada por una persona ajena a la familia y con el seguimiento de la investigación todo lo mencionado por las víctimas fue confirmado. “Los relatos de las tres víctimas tienen muchos puntos en común, las acciones que sufrieron fueron muy parecidas”.
El padre, que tenía el deber de cuidarlas, fue el responsable de causarles tremendo daño”, explicó la magistrada Lourdes Morínigo. Igualmente, la jueza Fátima Burró se refirió a que los argumentos de la defensa, que señalaban que la denuncia contra el acusado fue para quedarse con la casa, no convencieron a los integrantes del colegiado, ante las pruebas documentales y testificales que se desarrollaron en la audiencia.
El condenado debe guardar reclusión en el penal regional de Ciudad del Este.
En cumplimiento del artículo 29 del Código de la Infancia y la Adolescencia, omitimos los datos del condenado y de las víctimas. (EM)