01 ago. 2025

Venezolanos en crisis apuestan para poder llegar a fin de mes

Timba.  Cientos de venezolanos tratan de sobrevivir mensualmente arriesgándose en los juegos de azar.

Timba. Cientos de venezolanos tratan de sobrevivir mensualmente arriesgándose en los juegos de azar.

REUTERS

CARACAS - VENEZUELA

"¿La ballena, el perro o la cebra?”, se escucha mientras los jugadores hacen fila para hacer sus apuestas en una pequeña venta de lotería en Catia, una barriada popular de Caracas.

La creciente inflación y los salarios insuficientes están llevando a cada vez más venezolanos a buscar opciones como los juegos de azar para alimentarse, conseguir escaso efectivo y cubrir los gastos básicos del hogar.

Veruska Torres, de 26 años, se graduó de técnico superior en enfermería y trabajaba como ayudante en una farmacia. Cuando perdió su trabajo después de tener un hijo encontró una opción en un juego de lotería llamado “los animalitos”, que consiste en elegir de entre 38 animales y paga 30 veces lo apostado.

“El dinero me sirve para comprar comida para la casa y los pañales para el bebé. Lo más importante”, dijo Torres con su hijo en brazos luego de apostarle a la cebra. Juega entre 15 y 18 animalitos por día en ocho sorteos diarios.

“Si vivimos en un país lleno de petróleo tampoco es ideal llegar a esto. Pero la mayoría de las personas, lo que he visto en varias agencias (de lotería), no tienen empleo y lo que hacen es rebuscarse de esta manera”, agregó.

Aunque no hay cifras que permitan trazar una tendencia, vendedores en centros de apuestas entrevistados por Reuters aseguran que las filas suelen ser largas. También concuerdan en que muchos pierden más de lo que ganan, pero eso no disminuye la demanda en medio de una recesión que se acerca a su cuarto año y que evapora los salarios.

Expertos explican que, además del costado económico, el azar es una vía para distraerse de la aguda crisis, que tiene a millones de familias saltándose comidas, por precios que suben cada semana y la escasez de alimentos y medicinas. “En crisis como la que vivimos, la gente bebe y juega más, es una forma de escapar de la realidad, a lo que se suma, que es una forma de conseguir para comprar la comida”, explicó la sicóloga Rosa García, de 51 años, en el estado rural Barinas.