Doña Eliodora Ocampos de Álvarez (78) y don Eleuterio Álvarez (67) recuerdan lo que vivieron el 16 de mayo de 1988 cuando Juan Pablo II se dirigía al pueblo paraguayo con una hermosa homilía en Ñu Guasu. Era un día lluvioso y esta pareja que cumplió 35 años de casados ofrecía baño, agua y un espacio confortable dentro de la casa para la gente.
“Es una lástima que mi patio no sea grande”, dice don Álvarez anunciando que nuevamente los peregrinantes podrán gozar del servicio y hospitalidad de su familia, a metros de la avenida Autopista, frente al aeropuerto.
Nadie puede ocultar la alegría de estar cerca de un nuevo Papa en el barrio Santa Cruz. “Esto es una bendición”, comenta sonriente doña Eliodora, asegurando que agua fría o caliente y baño no se le negará a nadie. “Todos nos preparamos”, afirma la señora.
Abastecimiento. Pensando en la gran movilidad de personas días antes de la misa en Ñu Guasu, los dueños de despensas, comedores y autoservicios se preparan para llenar sus depósitos de agua, bebidas gaseosas, golosinas, etc.
Osvaldo Sánchez, dueño del autoservicio Santa Cruz, comentó que ya se está preparando para atender a una gran multitud. “Sándwiches, empanadas y otras minutas solemos vender y esto vamos a preparar más”, indicó.
La falta de baños será un problema, resalta Sánchez anunciando que en su negocio habilitará un sanitario exclusivo para los clientes.
“Al parecer no podremos estar sobre la avenida, pero colocaremos carteles que indiquen a los peregrinantes dónde les ofrecemos cosas”, aseveró el comerciante.
Magdalena Reyes es una vendedora de ropas y también espera hacer su agosto en julio. “Estamos felices porque viene el Papa y también porque vamos a vender mucho”.