Como tenía que ir hasta Luque, subió a un bus de la Línea 51, coche 520, una unidad con servicio diferencial. Según el testimonio de su hermana, Carmen González, en el bus solo estaban Cynthia, otra señora y el chofer.
Pocas cuadras después subió una joven que supuestamente estaba drogada. El chofer no le cobró el pasaje y la dejó subir. Fue directamente a la parte de atrás.
El viaje era normal hasta que la desconocida se acercó a Cynthia y le pidió la cadena. Bajo amenazas, la pasajera le entregó a la joven, quien volvió atrás. La otra pasajera alertó al chofer, pero el hombre le hizo caso omiso. Luego, Cynthia le encaró preguntándole por qué había alzado a la asaltante, pero también la ignoró. La adicta continuó amenazando a Cynthia, pero paró cuando subieron otros pasajeros. El chofer, que dijo llamarse Diego, dijo supuestamente a la víctima que le conocía a la asaltante, pero que nunca se había comportado así.