EFE
Un colorido desfile en el que participaron más de 300 bailarines y 400 músicos, además de militares y cientos de representantes de las más de 600 organizaciones benéficas que preside de forma honorífica la reina, puso el colofón a los festejos oficiales por el cumpleaños, que comenzaron el viernes.
La lluvia que estuvo presente durante la jornada hasta entrada la tarde no disuadió a miles de personas para asistir al pícnic organizado en la avenida londinense The Mall, que une el palacio de Buckingham con Trafalgar Square.
Los invitados, que pagaron 150 libras (193 euros) por asistir al evento, se vieron obligados a utilizar impermeables preparados por la organización, dado que las férreas medidas de seguridad prohibían entrar en la zona del almuerzo con paraguas.
Además, se repartieron cestas individuales con refrescos y viandas y cerca de 33.000 tazas de té.
El público tuvo la oportunidad durante el almuerzo de saludar a los nietos de la reina -el príncipe Guillermo y a su esposa, la duquesa Catalina, así como al príncipe Enrique-, que pasearon a lo largo de la avenida y se fotografiaron con muchos de los presentes.
Poco después, cuando el sol volvió a brillar sobre el centro de Londres, la reina y su marido, el duque de Edimburgo, abandonaron el palacio a bordo de un vehículo descapotable desde el que, puestos en pie, saludaron a la multitud.
Isabel II lució un abrigo de color rosa intenso, mientras que el príncipe Felipe, que el viernes sopló las velas de la tarta de su 95 cumpleaños, vestía una gabardina marrón.
Guillermo, segundo en la línea de sucesión al trono británico tras su padre el príncipe Carlos, rindió homenaje a su abuela con un discurso en el que celebró la “férrea salud, su inacabable energía y el conocido sentido del humor” de la reina.
“Espero que no les importe -dijo el príncipe- que le dedique un agradecimiento personal a la reina y que lo haga en nombre de todos sus nietos y bisnietos. Abuela, gracias por todo lo que has hecho por tu familia. No te podríamos desear un más feliz aniversario”, proclamó el primogénito de Carlos de Inglaterra y Diana de Gales.
“Muchas gracias por demostrar que los británicos no permiten que un poco de lluvia arruine un buen día al aire libre”, bromeó el príncipe.
La reina, por su parte, dio las gracias por su “maravilloso apoyo” a todos los presentes: “Espero que estas celebraciones sirvan para recordarnos los muchos beneficios que surgen cuando la gente se une en un propósito común”, indicó.
Isabel II cumplió 90 años el pasado 21 de abril aunque, como es habitual, pospuso las celebraciones oficiales hasta junio para aumentar las posibilidades de disfrutar de una meteorología benigna que animara a los ciudadanos a salir a la calle.
La reina es el segundo jefe de Estado que más tiempo lleva en el cargo -64 años- después del rey Bhumibol Adulyadej de Tailandia de 88 años), que el jueves cumplió 70 años en el trono.
Las celebraciones en Londres se iniciaron el viernes con una misa de acción de gracias en la catedral de San Pablo a la que acudió la familia real al completo, así como el primer ministro británico, David Cameron.
Continuaron el sábado con la tradicional ceremonia militar conocida como Trooping the Colour, en la que la reina pasó revista a más de 1.600 soldados de la Guardia Real vestidos de gala en el Horse Guards Parade de Londres.