Lo que empezó como una odisea casi solitaria en el primer día del año, cuando el conocido realizador audiovisual Jerónimo Buman salió de Asunción a bordo de su bicicleta, dispuesto a recorrer 485 kilómetros por lo que queda de la antigua vía del Ferrocarril hasta Encarnación, pronto se convirtió en una aclamada odisea mediática, seguida por miles a través de los reportes en vivo en las redes sociales en internet y los informes de los medios de comunicación.
La hazaña de Buman, quien con su travesía reclamaba la construcción de una bicisenda a lo largo de la ahora inutilizada vía del Ferrocarril, en realidad se convirtió en una nueva muestra de la absoluta desidia estatal para recuperar el sistema ferroviario en el Paraguay, que fue el transporte por excelencia en la segunda mitad del siglo 19 y la mayor parte del siglo 20.
Tras haber sido el Paraguay uno de los primeros países en contar con el sistema ferroviario en la región, inaugurado en 1861, mediante la visionaria gestión de gobierno del presidente Carlos Antonio López, el Ferrocarril fue la columna vertebral del transporte por casi un siglo y medio. Sin embargo, la falta de planes de modernización fue extinguiendo la marcha de las antiguas locomotoras a vapor, hasta que al final del siglo 20 dejaron de funcionar completamente.
Desde entonces, el patrimonio histórico cultural que constituían el sistema de vías, estaciones, depósitos y maquinarias fue desapareciendo lamentablemente, presa de la rapiña y la desidia, perdiéndose en gran parte. La reciente travesía que ha emprendido Jero Buman ha demostrado que solo quedan ruinas y ausencias por los sitios donde antes transitaba el progreso, salvo en las comunidades donde la propia gente y algunas autoridades municipales se han apropiado de los edificios de las antiguas estaciones, para convertirlas en museos o centros de cultura. El resto ha sido carcomido por el olvido y la indiferencia.
Desde entonces, aunque en los sucesivos gobiernos se ha hablado de diversos planes para recuperar el sistema ferroviario o construir uno nuevo, acorde a los tiempos modernos, principalmente con posibilidades de utilizar la abundante energía eléctrica como principal fuente de locomoción, hasta ahora ninguno de esos proyectos ha podido convertirse en obras concretas.
El actual Gobierno, a través del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones menciona con frecuencia el proyecto de un tren de cercanías; inclusive ha destinado un espacio para su circulación en el paseo central de la nueva autopista Ñu Guasu, desde Asunción hasta Luque, pero hasta ahora no se ha concretado ninguna obra al respecto. Se habla de que el primer tramo podría ser licitado en los próximos meses, pero promesas similares se vienen repitiendo desde hace varios años.
El único tren que opera en una pequeña parte del territorio paraguayo hasta ahora es de una empresa argentina, que desde el año pasado realiza el cruce internacional entre Asunción y Posadas, y es un muy ejemplo de la eficacia del servicio, por la constante gran demanda de pasajeros y por el tiempo que permite ahorrar en el paso fronterizo.
La admirable odisea realizada por el ciclista y realizador audiovisual Jerónimo Buman debe ser aprovechada para crear conciencia y sacudir a las autoridades del Gobierno y otras instancias del Estado, sobre la urgente necesidad de restablecer un moderno sistema de transporte ferroviario en el Paraguay.