10 ago. 2025

Un auto eléctrico construido por estudiantes

Alumnos del Colegio de la Asunción, de Fernando de la Mora, acondicionaron con éxito un automóvil y lo convirtieron en un vehículo movido a batería. Lo que surgió como una tarea escolar, se convirtió en un ejemplo de creatividad en el que la ecología y la economía se dieron la mano.

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Revista Vida

Por Carlos Darío Torres / Fotos: Fernando Franceschelli

El alumno Oliver Yorg levantó la mano y expresó: “Profesor, cerca de casa hay un auto abandonado, ¿por qué no averiguamos si tiene dueño?”. La pregunta tenía que ver con la necesidad de hacer un proyecto escolar que involucrara a la energía renovable. El docente Gustavo Manzur, aunque sorprendido con la propuesta, consideró la viabilidad y así empezó una aventura fructífera.
El propio Manzur cuenta la historia: “El proyecto se inició en una charla, en el laboratorio, sobre el trabajo del sabio Nikola Tesla y la energía renovable. Los chicos quedaron entusiasmados con el tema y, pasado cierto tiempo, uno de ellos me dijo que había visto un Toyota Corolla tirado en la calle y propuso usarlo para convertirlo en un auto eléctrico”.
Los protagonistas de la iniciativa son alumnos del segundo y tercer años de Ciencias Básicas del Colegio de la Asunción. “Involucramos también a los alumnos de segundo de la Media para que este proceso de aprendizaje no se corte y el año que viene puedan acompañar a los recién llegados”, detalla el profesor. En total 14 alumnos, entre mujeres y varones, formaron parte del proyecto Auto eléctrico 2016.
En principio, la magnitud del plan despertó reservas en Manzur y así se lo hizo saber a sus alumnos. El docente pensaba que solo iban a poder usar la carcasa del vehículo y que el resto debían desecharlo.
Pero a pesar del recelo inicial, dio su visto bueno y le dijo a Oliver que pusiera manos a la obra. Entonces le encargó una tarea, que consistía en averiguar si el rodado tenía propietario y si contaba con la documentación de rigor.
La gestión tuvo un desenlace favorable, ya que los alumnos confirmaron que el vehículo sí tenía propietario y que contaba con los papeles que certificaban la legalidad de su estado, condiciones indispensables para plantearle a la institución que apoyara el proyecto.
La dirección del colegio escuchó la exposición de motivos de Manzur y sus alumnos y, 24 horas después, les comunicó que había luz verde para desarrollar la propuesta. Había llegado el momento de arremangarse y empezar.
Recuperando la historia
El auto que sería transformado era un Toyota Corolla modelo 1975, con una cilindrada de 1.000 centímetros cúbicos, “con más masilla que chapa y que no tenía casi nada, ni siquiera vidrios”, según Manzur. Considerando la marca del vehículo, recurrieron a Toyotoshi en busca de ayuda y asesoramiento.
“Hablamos con el ingeniero Riyosuke Shima, jefe de Posventa de Toyotoshi, a quien le comentamos acerca de nuestro de proyecto de investigación de energía. Nos felicitó y nos dijo que lleváramos el auto a los talleres de la empresa, pero nos pidió que antes lo vaciáramos, que le sacáramos el motor y la caja”, señala Manzur.
La empresa puso a disposición de los solicitantes el lugar y los materiales, pero dispuso como condición que fueran los chicos quienes se encargaran del trabajo, a modo de aprendizaje. Los estudiantes estuvieron de acuerdo y el colegio accedió a liberarlos, con el consentimiento de los padres, a partir de las 12.30, para que trabajaran en el auto hasta las 17.00.
Trabajar directamente en el acondicionamiento del coche les dio a los alumnos la oportunidad de adquirir una invalorable experiencia práctica y teórica. La vivencia resultó estimulante para los 14 estudiantes, tres de ellos mujeres, al haber podido convivir en un ambiente laboral con un centenar de técnicos y obreros especializados.
Nikole Carrillo (17), una de las alumnas participantes, recuerda que al principio le resultaba extraño al personal de la empresa trabajar con mujeres, pero que el recelo inicial fue sustituido en seguida por la buena onda. La tarea que desarrollaban no era fácil, pues se encargaron del pulido y esmerilado. “Terminábamos la jornada cubiertas de polvo, pero satisfechas”, afirma.
En el colegio acondicionaron un taller, donde se dedicaron a transformar el vehículo tras la puesta a punto de la chapería. Una parte del grupo se encargó de aprender sobre el sistema eléctrico que iba a formar parte del auto.
También adquirieron en el exterior el kit necesario, que constaba de un motor, un control, un acelerador y el solenoide, una bobina que crea un campo magnético cuando circula una corriente continua por su interior.
“Como en el mercado no conseguimos un motor de 32 hp (caballos de fuerza), sino uno de 52 hp, tuvimos que usar más baterías: de seis pasamos a ocho y se volvió más pesado, teníamos 420 kilos en baterías; estas eran de ciclo profundo y las conseguimos gracias al apoyo de la empresa Tonina”, expresa Manzur.
Viable

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Revista Vida

La transformación culminó en un automóvil que puede alcanzar 110 kilómetros por hora, con una autonomía de 100 kilómetros. La batería se recarga en cuatro horas y se puede conectar a cualquier enchufe doméstico.

“Se puede andar con él perfectamente por la calle, tiene un consumo de G 5.500 en carga eléctrica, lo que significa que se pueden hacer 100 kilómetros en ciudad con un gasto de G. 600, con cero contaminación y cero gasto en mantenimiento, porque no utiliza aceite, filtro ni combustible”, refiere el docente.
Presentado en la feria Expo Green, el auto eléctrico llamó la atención y surgieron varios interesados en transformar sus autos en un vehículo eléctrico. “Si este entusiasmo sigue creciendo, en poco tiempo ya no veremos autos viejos tirados en la calle”, agrega Manzur.
Si bien la inversión inicial se estima en G. 60.000.000, el ahorro posterior en combustible y mantenimiento permite amortizar la suma en dos años y medio, y con la ventaja de que se está utilizando un vehículo ecológico.
Los estudiantes que hicieron realidad el proyecto hoy no solo son dueños de una experiencia invalorable, sino que están decididos a volcarla en el asesoramiento y ayuda a quienes estén interesados en convertir sus automóviles movidos con combustibles fósiles en vehículos ecológicos y económicos. Vale la pena dejarse llevar por la corriente.