Donald Trump asumió como presidente de los Estados Unidos de América. Lo hizo en medio de grandes incertidumbres respecto a su política económica, el Trumponomics, considerando las contradicciones que se evidenciaron en los discursos de campaña. Seguramente en las próximas semanas irán aclarándose algunas cosas, pero quiero delinear algunas de las propuestas y contradicciones.
Hay una primera contradicción respecto de la marcha de la economía norteamericana y las políticas propuestas. Luego de casi una década del inicio de la crisis financiera norteamericana del 2007 y la gran recesión posterior, la economía volvió a alcanzar los niveles de pleno empleo con una tasa de desempleo inferior al 5%, similar al que tenía antes de la crisis. Esta recuperación económica fue gracias a un enorme impulso fiscal y monetario que incrementó sustancialmente la deuda pública a niveles del 80% del PIB y la emisión monetaria del Banco Central que se cuadruplicó en estos años quedando poco margen para políticas expansivas en el futuro.
De hecho, el Banco Central de EEUU ha iniciado el proceso de normalización gradual de la política monetaria con dos aumentos en la tasa de interés, porque considera que la economía ha vuelto a los niveles de equilibrio tanto en los niveles de empleo como de inflación de largo plazo.
Sin embargo, la tasa de crecimiento potencial de la economía norteamericana ha bajado sustancialmente respecto al periodo previo a la crisis financiera.
La respuesta del Trumponomics a esto es más impulso fiscal en el corto plazo para buscar elevar el crecimiento económico. Una reducción del impuesto a la renta empresarial del 35 al 15% y un importante programa de inversiones en infraestructura son parte de la estrategia planteada sin mucho detalle aún.
Sin embargo, una economía en pleno empleo que reciba un impulso fiscal importante probablemente termine generando una mayor presión inflacionaria, un incremento en el déficit fiscal y la deuda pública, un mayor déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos y una enorme presión a la Reserva Federal para incrementar más rápidamente las tasas de interés.
El impacto principal sobre el resto del mundo, especialmente sobre las economías emergentes y en desarrollo, es mayor escasez de capitales e incremento en los costos del financiamiento.
La segunda contradicción importante es la política comercial e industrial que ya ha generado roces con sus principales socios comerciales: China y México. La globalización de las cadenas industriales en los últimos 30 años ha beneficiado enormemente a las empresas multinacionales norteamericanas. Les permitió optimizar sus costos de producción, trasladando procesos industriales a países con costos, regulaciones y logística más eficientes, pero reteniendo en sus matrices aquellos procesos de alto valor agregado e intensivos en capital humano, investigación y conocimiento.
Si bien el sector manufacturero de EEUU se estancó por el traslado de estos procesos a México o China, los altos márgenes finalmente terminaron quedando en manos de las empresas norteamericanas y sus ingenieros, generando mayor inversión y consumo en EEUU fomentando el desarrollo y el empleo en el sector servicios.
Obviamente esta globalización ha creado millones de oportunidades de empleo en países emergentes como China o México, pero el valor agregado de la economía del conocimiento quedó en las empresas de los países desarrollados principalmente.
Renegociar el Nafta o poner aranceles del 35% a las importaciones de China para impulsar el sector industrial norteamericano generará mayores costos de producción para los automóviles, los smartphones y miles de productos que serán más caros para los consumidores e impulsará la inflación en EEUU y puede provocar un retorno del proteccionismo que reducirá el comercio y el bienestar global, especialmente de los países menos desarrollados.
Ojalá se materialice una política económica más moderada mediante la reducción de las pesadas regulaciones para hacer negocios que hoy existen en el mundo y, de esa forma, se impulse una mayor integración económica mundial con un mayor bienestar para todos.