02 jul. 2025

“Sueño crear un coro de adultos”

Con el corazón lleno de proyectos y la ilusión de un joven, el músico y poeta Reinaldo Escobar (82) disfruta de la jubilación con su pasión: la música. Con canciones inspira a sus compañeros del geriátrico.

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Rocio Cáceres Da Rosa

rcaceres@uhora.com.py

Con su guitarra a cuestas, muchos conocimientos que compartir, vocación para enseñar y la ilusión intacta, el músico autodidacta Reinaldo Escobar da cátedras de que querer es poder y que la edad del espíritu es la que cuenta, pues con 82 años está cumpliendo uno de sus sueños: crear un coro de adultos mayores.

Lo hace con sus compañeros del Centro Residencial Especializado de Atención y Apoyo para el Adulto Mayor (Cream), donde está internado hace un año; y asegura que aún le quedan muchos sueños pendientes, entre ellos, compartir el arte con su ídola, Berta Rojas, y grabar un disco.

“Soy autodidacta, toco de oído, y la música la hago enseñando”, dice con entusiasmo el profesor, al recordar que en un momento de su vida “fue motivo de mi subsistencia el arte, ahora disfruto al máximo de la música”.

Sus presentaciones las hace durante las actividades del centro recreativo de San Bernardino, en la capilla y en los momentos de ensayo, cuando junto a 6 compañeros del geriátrico empiezan a dar forma al anhelado coro.

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“Hay valores en el Cream, pero tropiezo con que es inconstante la persona de la tercera edad, se entusiasma un tiempo, pero luego sale y se va a su casa, y cuando le necesitás no está; pero eso es solo una piedrita, vamos a seguir y pronto presentaremos el coro”, asegura.

El entusiasta músico sueña además con grabar un material discográfico. “Mi mayor ambición es grabar un disco acá, ya sea con el coro o personalmente”, asegura.

Inspiración. El disco, que pronto será una realidad a juzgar por el empeño que pone Reinaldo en lo que hace, tendrá temas propios ya que es compositor. El género será guarania o bolero, sus estilos preferidos.

“Escribí una canción a mi esposa que falleció, Nini de mi vida; a la patria y estando aquí escribí un himno al Cream”, cuenta al mencionar algunas obras, pues a lo largo de décadas ha escrito numerosos poemas, con música.

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“Sigo componiendo, soy un empedernido amante de la patria, y todo lo que hay en ella me inspira; conozco otros países y por más que sean maravillosos arquitectónicamente, la naturaleza que tiene nuestro país es inigualable”, asegura. Además, admira la sencillez de nuestras costumbres, que también le inspiran. “La sencillez de nuestra gente, nosotros nos saludamos todavía, sonreímos aún, el extranjero como máximo te hace una mueca (...), eso es lo que admiro de mi país”, asegura.

Regalo de dios. Lejos de que le pese estar en un geriátrico, para Reinaldo el Cream es un hogar soñado, donde llegó hace un año luego de participar del programa Vida sana, al que se unió tras “escuchar en la radio a una señora que contaba su experiencia en el Parque de la Salud e invitaba a las personas adultas. “Fui y cuando llegué me hicieron un recibimiento inolvidable, me impactó y me integré, después me di cuenta de que parte de la actividad era el canto, entonces llevé mi guitarra y desde ahí siempre me acompaña”, rememora.

Como jubilado y aportante del IPS desde 1955 lo invitaron al Cream. “Así fue que vine y me gustó el lugar, es un premio, un regalo de Dios, a la vera de un lago, en un lugar espacioso tenemos 17 hectáreas; he visitado muchos orfanatos y geriátricos en otros países, y sus comodidades y lujos no se comparan con el Cream (...) A mí me levanta el espíritu que mi país progrese”, manifiesta.

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Además es diseñador de ropas, profesión con la que se jubiló, pero que no dejó de lado, ya que en el lugar tiene sus elementos de trabajo, para diseñar y coser. “Las primeras diez mujeres del Paraguay diplomadas en sastrería son formadas por mí, como instructor del SNPP”, dice orgulloso.

Inicios. Con solo 4 años recibió de su papá, Celestino Ojeda –integrante de la Orquesta de la Policía de la Capital en 1904– su primera guitarra, y desde entonces siempre un instrumento lo acompaña. “Papá se hizo comerciante, pero tenía su guitarra colgada en la casa, solo que era intocable; yo deseaba una guitarra y me regaló una pequeña”, rememora. Da la causalidad de que ese mismo año su mamá recibió una invitación para viajar a Argentina, “le acompañé e iba tocando mi guitarra en el barco, y la gente que pasaba me dejaba una monedita”, dice. Si bien nunca tuvo un profesor, mirando a grandes guitarristas aprendió; y a lo largo de su carrera, en las actuaciones por bares de varios países perfeccionó su arte y empezó a profundizarlo.

“A los jóvenes que se quieren dedicar al arte les aliento a que lo hagan, pero bien, por los medios que corresponde. Hoy en día hay demasiada comodidad para estudiar, hay conservatorio para la música y talleres para la poesía”, comenta y agrega que la música y el arte dan muchas satisfacciones. “El artista a lo mejor nunca va ser millonario, pero le va ser útil a otras personas; yo me siento útil, mucha gente ya recibió mi orientación”, enfatiza y asegura que “en el Paraguay hay un gran potencial artístico”.