Producción: An Morínigo
"¿Llevás tu silla?” o "¿Se va a ir tu silla contigo?”, eran algunas de las incómodas preguntas que afrontaba Liz Amarilla cada vez que se predisponía a viajar en un taxi convencional. Hace cinco años que usa silla de ruedas. Quedó imposibilitada de caminar después de un accidente que sufrió en 2012. Entonces, las veces que abordaba un vehículo, alguien tenía que ayudarla a sentarse en el asiento del acompañante, en frente. La silla quedaba en el asiento de atrás o en la valijera –si es que cabía–. La situación cambió cuando comenzó a usar el único taxi inclusivo de la cooperativa 11 de Noviembre, asociación en la que todos los miembros son taxistas.
Este taxi se puso en circulación, con la habilitación pertinente, en noviembre del año pasado, en respuesta a un pedido elevado en 2016 por la Municipalidad de Asunción y algunas organizaciones. Eso permitió que pudiera traerse al país un vehículo especialmente equipado para el traslado de personas con discapacidad, un Toyota Funcargo modelo 2003. Antes de ser habilitado para el público en general, estaba a disposición de los socios de la cooperativa, quienes lo usaban para trasladar a sus familiares enfermos o muy ancianos.
En uno de esos viajes que hacía Liz, un conductor le habló sobre la existencia del taxi inclusivo y le recomendó utilizar el servicio.
A bordo
Es como un bicho raro entre el enjambre amarillo. El taxi inclusivo tiene un color diferente al resto: es blanco, con logo azul y el símbolo internacional de accesibilidad pintado en el capó y de lado a lado. Es un móvil que se puede abordar con una silla de ruedas. Y no solo eso: está especialmente equipado para personas con discapacidad. Su conductor asignado es Antonio Gaona.
Desde hace cuatro meses, Antonio es, paradójicamente, el chofer exclusivo de un taxi inclusivo. Se animó a cambiar de oficio. Antes de eso fue farmacéutico durante 10 años. Cuando decidieron incorporarlo a la Cooperativa, lo pusieron a prueba durante 15 días. Su personalidad atenta, amable y servicial, además de su buena conducción, determinaron que quedara contratado como chofer del plantel. “El conductor para este taxi tiene que ser alguien de mucha paciencia”, dice justamente Ángel Galeano, presidente de la cooperativa 11 de Noviembre.
Antonio es quien traslada diariamente a Liz y a otras dos personas. Son sus clientes fijos y no tiene otros. Aunque hay uno más, que solicita el servicio de modo ocasional.
Este taxi posee dos asientos adelante y, atrás, una cabina espaciosa –para una persona–. Una rampa de aluminio se despliega automáticamente hacia abajo, mediante un comando electrónico. Por allí sube la persona que va en sillas de ruedas. Una vez a bordo, se colocan dos cinturones de seguridad: uno asegura a la silla y el otro al pasajero. Y para que no se corra el asiento, se enganchan al suelo las cuatro ruedas. Con todos estos procedimientos cumple Liz, todas las mañanas temprano, cuando va al trabajo, y también a la vuelta, de regreso a casa. No faltan otras salidas ocasionales. Antonio es quien se encarga de preparar y cuidar todos los detalles, para que el viaje de su pasajera sea lo más confortable posible. Ella manifiesta que se encuentra muy satisfecha con este servicio que le permite desempeñarse normalmente en su día a día.
Otro más
Las buenas prácticas merecen ser imitadas. Pasa con las ideas tanto como con los taxis, como en este caso. Por lo pronto, la cooperativa 11 de Noviembre tiene un solo móvil inclusivo a disposición. Al principio, para la habilitación, el color fue un problema. El permiso para que circule un taxi blanco por Asunción tardó casi un año. Salió finalmente hace unos meses, y por esta razón se viene uno más. Ángel Galeano adelanta que la cooperativa que preside estará trayendo otro móvil completamente equipado, del mismo modelo, pero año 2008, de manera que más usuarios sean atendidos.
Cabe mencionar que no se trata del primer taxi inclusivo del país. El primero se presentó en el año 2016 en la Terminal de Ómnibus de Asunción, lugar donde tiene su parada y funciona hasta la actualidad. Sin embargo, ya desde el 2012 se viene estudiando la posibilidad de poner en marcha el proyecto en la capital. Tal es así que se había presentado una propuesta de Gustavo Lid, Rafael Villarejo y Carlos Galarza, miembros de la Junta Municipal de Asunción. Lastimosamente, el planteamiento no tuvo trascendencia.
“Esto indudablemente es más rápido y seguro, porque si fuera de otra forma, llevaría más tiempo subir (al vehículo)”, opina Liz. En tanto, Antonio enfatiza que el costo es igual que cualquier otro taxi normal. Para los dos es una nueva experiencia y esperan que el taxi inclusivo sea un modelo que se tome como referencia, para poder contar con más unidades a futuro.
Ángel Galeano aporta una reflexión sobre esta iniciativa inclusiva: según él, es una manera de devolver a una parte de la sociedad lo que le corresponde.
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Si bien el taxista Antonio Gaona tiene horarios fijos para pasar a recoger a sus clientes de siempre, igual hace parada en la cooperativa 11 de Noviembre, donde atiende a otras personas que pueden requerir del servicio. Para solicitar un taxi, se puede llamar a alguno de estos números: (021) 550-116, (021) 550-186, (021) 550-139, *8294 (desde las 20.00).