Con ocasión del 20 de abril, que marca el día extraoficial del consumo de marihuana en Norteamérica, el grupo procannabis DCMJ distribuyó más de 1.200 cigarrillos de la hierba para pedir al Congreso de EE.UU. que prohíba la interferencia federal en los estados que la legalicen.
Decenas de miembros, personal y becarios del Congreso, además de periodistas, estaban invitados a acudir con su acreditación a la mesa que el grupo colocó estratégicamente en el límite entre territorio federal y del Distrito de Columbia, correspondiente a Washington, para recoger los dos cigarrillos que les correspondían por persona.
Desde 2014 y gracias a un referéndum popular, la capital del país legalizó el uso privado, la posesión de un máximo de 56,6 gramos, tener hasta seis plantas y regalar hasta 28,3 gramos de marihuana a los mayores de 21 años.
Sin embargo, su venta, compra y consumo en espacios públicos aún está prohibida en la ciudad de Washington, mientras que en ocho estados está permitido su uso recreativo, en 18 su uso medicinal y en muchos otros estados el aceite de marihuana está disponible de forma médica.
Por ello, esta “Joint Session”, un juego de palabras de las sesiones conjuntas del congreso y el cigarrillo de droga (joint, en inglés), pidió al presidente del Congreso, Paul Ryan, que vuelva a autorizar la enmienda Rohrabacher-Farr, que expira el próximo 28 de abril y prohíbe al departamento de Justicia utilizar fondos para interferir con las leyes de marihuana de los estados.
“El 70 % de los habitantes de Washington votaron (en 2014) por legalizar la marihuana, por eso pedimos que el Congreso retire esta legislación y nos deje hacer nuestras propias leyes responsables. La gente tendría que poder comprar cannabis aquí, pero no pueden”, aseguró el cofundador de DCMJ, Adam Eidinger.
Además, los activistas también pidieron una reforma bipartidista para legalizar y despenalizar la marihuana en todo el país.
Eidinger apostó por presionar al Congreso ante la posición férrea del fiscal general, Jeff Sessions, contra la marihuana y el hecho de que el presidente, Donald Trump, se ha pronunciado solo a favor de su uso medicinal.
Aunque los voluntarios procannabis lograron repartir cientos de cigarrillos de marihuana, la policía del Capitolio les confiscó varias decenas y detuvo a siete personas: seis mujeres que los distribuían y el propio Eidinger.
Antes de su detención, Eidinger defendió su derecho a “regalar” marihuana en terreno del Distrito de Columbia, amparado por la legalización parcial en Washington, y no federal, donde la posesión y consumo de droga sigue siendo delito.
En un comunicado, la policía del Capitolio aseguró que comenzaron a arrestar a varias personas después de ver que distribuían marihuana a los transeúntes en terreno federal.
La próxima acción del grupo tendrá lugar el próximo lunes, tras un fin de semana en el que planean celebrarán el Festival Nacional de Cannabis, con una acción de protesta en la que fumarán cigarrillos de marihuana en las puertas del Capitolio para forzar su detención.
