EFE
La instalación, en la que colaboran enemigos declarados como Israel e Irán, “ayudará a crear un ambiente positivo para la interacción de los científicos en la región en aras de la construcción y la rehabilitación, en lugar de la guerra y la destrucción”, comentó Toqan.
El Sesame es un proyecto conjunto que empezó en 2004 con el apoyo del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y de la Unesco, y en el que participaron ingenieros y científicos de Jordania, Israel, Irán, Egipto, Turquía, Pakistán, Baréin, Chipre y Palestina.
Toqan puntualizó que, aunque el Sesame “involucra a adversarios” como Irán e Israel, “busca construir un pensamiento positivo que emplee la mente humana y la inteligencia” en labores constructivas.
El responsable recalcó que establecer el laboratorio en Jordania es un gesto simbólico, pues este país “siempre fue un factor positivo para la paz y la estabilidad de la región”.
El proyecto, que no tiene aplicaciones militares, se cimentó en torno al lema “Ciencia por la Paz” y su nombre, acrónimo en inglés de Luz de Sincrotón para Ciencia Experimental y Aplicaciones de Oriente Medio, remite a la frase “Ábrete sésamo”, de las Mil y Una Noches.
“El Sesame abrirá una amplia ventana para que los científicos de nuestra región se unan a sus colegas en otras partes del mundo para lograr una transición cualitativa de la investigación científica en Oriente Medio”, dijo Toqan.
El centro firmó acuerdos de cooperación con otros laboratorios similares en el mundo, particularmente con el CERN y varias instituciones de Estados Unidos, con el fin de “transferir experiencias y tecnología a la región y participar en investigación avanzada”.
El responsable jordano explicó que el Sesame permitirá lograr avances en las esferas de las industrias farmacéuticas, la medicina, la agricultura, el medio ambiente y la arqueología, entre otros campos.
El laboratorio fue construido al oeste de la ciudad de Salt, a unos 30 kilómetros al oeste de Ammán, ubicada en un cerro que domina el valle del Jordán y desde donde se divisan las montañas del este de Cisjordania.
En el corazón de la instalación se encuentra la llamada “luz de sincrotrón”, que es capaz de generar intensos haces de luz con aplicaciones para la investigación científica y técnica avanzada.
La instalación consta de un anillo de imanes de 133,2 metros de circunferencia, en el que se almacenan electrones después de ser acelerados y que generan los haces de luz.
Según explicó el físico nuclear Ian Swainson la semana pasada en la sede de la OIEA, en Viena, la luz de sincrotón emula las condiciones del núcleo de la tierra.
En el campo farmacéutico y médico tiene aplicaciones para el estudio de los virus y de reacciones químicas, y también tiene un posible uso para la arqueología pues permite estudiar de forma aislada las células.