18 mar. 2024

Presupuesto real

Wendy Marton – @WendyMarton

El Ministerio de Hacienda se apresta a entregar al Congreso el proyecto de Presupuesto General de la Nación para el ejercicio fiscal 2018, plan de gastos que será heredado por el próximo gobierno.

El proyecto será analizado en medio de las internas partidarias, ya que debe ser despachado el 20 de diciembre.

Como es deficitario (los ingresos tributarios no cubren el total de gastos), incorporará financiamiento a través del endeudamiento externo.

El año pasado, los opositores intentaron frenar la emisión de bonos soberanos y aprobaron aumentos salariales, lo que provocó que por primera vez el Poder Ejecutivo vete totalmente el plan de gastos estatal aprobado por el Congreso y se utilice el presupuesto del año anterior.

Es casi seguro que este año los opositores intentarán hacer lo mismo.

La Comisión Bicameral de Presupuesto, que analiza el proyecto de PGN, está conformada por 50 miembros (25 senadores y 25 diputados), de los cuales apenas la mitad asiste y debate regularmente sobre los gastos del Estado.

Aunque su dictamen debería ser respetado y aprobado casi sin cambios, las decisiones políticas juegan un papel muy importante.

Es muy probable que este año disidentes colorados y opositores le pasen factura a Horacio Cartes y aprovechen para tratar de conseguir votos incluyendo aumentos que no podrán ser cumplidos.

Cada año, la mayoría de los parlamentarios utilizan el plan de gastos del Estado para buscar beneficio partidario y propio.

Es necesario que el próximo gobierno llegue a un acuerdo político que encare una reforma con miras al depurar el (mal)gasto estatal. Las consultorías, la contratación de operadores políticos y el pago de honorarios profesionales (asesores de asesores) deben ser revisados de manera urgente.

También debe tomarse una decisión sobre el dinero que se destina a las organizaciones no gubernamentales, varias de ellas promovidas por los propios legisladores para captar votos.

Es necesario además volver a la vía que permita aprobar un presupuesto desarrollista en educación, salud, vivienda, empleo y obras.

El Presupuesto General de la Nación ya no puede seguir siendo un ente amorfo, alimentado por apetencias políticas y personales, en detrimento de la gente menos desprotegida. Quien consiga lograr un cambio, hará mucho por el futuro del país.

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