Los más críticos con esta medida, considerada como un ataque hacia los musulmanes tanto dentro como fuera del país, alegan que supone un ataque a la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense, donde se protege la libertad religiosa.
Es el caso del alegato que defienden los estados de Washington y Minesota, gobernados por demócratas, quienes interpusieron una demanda contra el veto de Trump por inconstitucionalidad, y que finalmente fue bloqueado de manera temporal por el juez federal James Robart, mientras toma una decisión al respecto. Como explica Lana Ulrich, consejera legal del Centro Nacional de la Constitución de EEUU, textualmente hablando la orden no contiene un lenguaje específico contra los musulmanes, como también defendió la Casa Blanca, pero su contenido esconde otros dobles raseros. La orden no excluye a los musulmanes por su religión, sino que se dirige a todos los ciudadanos de esos países que mayoritariamente practican el Islam. efe