EFE
Lula anunció este sábado que acatará la orden de prisión dictada por el juez Sergio Moro e ingresará en la cárcel, en Curitiba, para cumplir 12 años de condena por corrupción y lavado de dinero.
Desde que se conoció la intención del ex mandatario, cientos de simpatizantes se reunieron frente a la sede policial, situada en un barrio residencial en el norte de la ciudad, y han protagonizado incidentes con los detractores de Lula.
La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, convocó este sábado a toda la militancia de izquierdas a “ocupar” Curitiba -también Brasilia- hasta que el ex presidente brasileño sea liberado.
La Policía bloqueó el tráfico en las zonas aledañas a la institución y pidieron prudencia a los manifestantes.
“Pedimos a los líderes de los simpatizantes para que eviten cualquier animosidad. La Policía Militarizada está en el local para garantizar la libre manifestación de ambos grupos y evitar que los más exaltados quieran enfrentarse”, dijo el teniente-coronel Nasson Polak a periodistas delante de la Superintendencia de la Policía Federal.
La tensión se tradujo en acaloradas discusiones e insultos que alcanzó también a los periodistas.
Incidentes similares se repitieron en concentraciones celebradas en otras ciudades, como en Sao Paulo, Brasilia o Sao Bernardo do Campo.
En la noche del jueves, un detractor de Lula resultó herido y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente cuando fue golpeado por un simpatizante y lanzado contra un camión que lo atropelló.
Los insultos y agresiones a periodistas, quienes sufrieron empujones, amenazas y rotura de vidrios en sus autos, fueron denunciados por la Asociación Brasileña de Periodistas (Abraji).