07 may. 2024

Nada se pierde, todo se rescata

En estos tiempos todo es reciclable, incluso la comida. Mboja’o es un nuevo emprendimiento social paraguayo que se encarga de rescatar los alimentos que no se consumieron, para llevar a comedores locales. Su fundadora, una joven emprendedora, nos cuenta cómo nace y crece esta gran idea.

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Por: Daisy Cardozo Román
Fotos: Fernando Franceschelli

Cuando hay un excedente de comida en el plato, que ya no nos apetece, una alternativa es guardarla y la otra opción, desecharla. Algo parecido ocurre con las frutas y verduras estropeadas, que generalmente son automáticamente descartadas para el consumo. Tal vez en su momento eso es lo más práctico; sin embargo, no es lo ideal.


Ampliando el panorama: ¿qué se hace con los alimentos de restaurantes y buffets que no son comercializados en el día? ¿Y con los que quedan de los servicios de catering y eventos sociales?
María Ximena Mendoza Renaut (25), se hizo esta pregunta una y otra vez durante mucho tiempo, con la misma respuesta que la inquietaba: se tiran a la basura. Al mismo tiempo, ella era conciente de que hay muchas personas que pasan hambre. Hasta que un día enlazó las dos situaciones, ordenó sus ideas y dio forma a un proyecto al que denominó Mboja’o, cuyo objetivo es el aprovechamiento de estos alimentos en beneficio de quienes los necesitan.


La joven comenzó a armar el plan el año pasado, cuando estudiaba en el Instituto Europeo de Diseño en Barcelona, donde cursó un Máster en innovación y emprendedurismo. Mboja’o fue su tesis de postgrado. “Tenía que desarrollar una startup (empresa emergente) que fuera totalmente viable y realizable en el mercado que me tocase. En mi caso fue en Paraguay, porque yo tenía claro que quería volver para implementarla acá”, cuenta.

Ximena se enfocó en la meta de generar un impacto positivo con su emprendimiento, tanto en lo social como en lo ambiental. Los primeros pasos concretos los dio en enero de este año, ya en Paraguay.


Circuito benéfico

Lo que Mboja’o hace en concreto es ofrecer servicios de recuperación de alimentos a locales gastronómicos. Esto consiste en rescatar de estos lugares los alimentos que fueron procesados en el día anterior, que nadie se sirvió en el plato, o aquellos que están en estado de materia prima, que no se utilizaron en su totalidad para la preparación de algún menú. El retiro se hace en motocarro, donde se colocan varias conservadoras grandes para asegurar que los alimentos recogidos se mantengan en buen estado.


Mboja’o provee envases con tapas a los locales que visitan, y lo hace también en eventos masivos de gastronomía. La idea es que, al final del día, estos lugares vayan guardando la comida en los recipientes, que luego deben ser refrigerados. Al día siguiente, durante las primeras horas, se recogen esos alimentos, que incluyen panificados, estofados, salsas, materia prima, entre otros. “Deben estar en perfectas condiciones. No haber sido manipulados, ni consumidos y tampoco sacados del plato, por ejemplo”, aclara Ximena.


Todo esto se distribuye posteriormente a comedores de beneficencia, donde la comida es reaprovechada. “Nosotros somos realmente un puente, un lazo entre lo que le sobra a los locales gastronómicos y lo que le falta a los comedores sociales”, enfatiza la ideóloga de este emprendimiento.
Este servicio tiene un costo para los locales gastronómicos pero no para los comedores beneficiados. Por el momento, cuentan con un solo vehículo para los traslados, razón por la cual aún no son muchos los lugares adonde están llegando. Mendoza explica, no obstante, que el propósito a futuro es llegar a cubrir la mayor cantidad posible de comedores sociales.


En la que constituye su primera fase, están concentrándose en comedores sociales del barrio Sajonia. Los lugares a los que han llegado hasta ahora son: la parroquia María Auxiliadora, el comedor social Virgen del Rosario, el comedor social Santa Magdalena de Canossa de la Fundación San Rafael, el hogar de niñas Santa Luisa de Marillac, y la parroquia San Antonio de Padua.


Cuando hay eventos gastronómicos masivos –como la Comilona de Teletón o la Feria Paladar-, Mboja’o trabaja con la ayuda de voluntarios. Actualmente son más de 90 personas las que se han sumado a la causa y colaboran en esas ocasiones. “Nuestro trabajo empieza cuando está terminando el evento. Cada voluntario tiene su rol: unos son rescatistas y recogen la comida de los stands; otros pesan lo rescatado; también están quienes etiquetan lo envases, y quienes se encargan de cerrar bien los recipientes. Cada uno va teniendo su función, así todo es más organizado. En una reunión previa se hace la distribución de roles”, explica Ximena.

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El valor de la creatividad


Mediante este trabajo, Mboja’o propicia lo que se denomina reciclaje culinario, que consiste en la elaboración de recetas de forma creativa, a partir de la materia prima y/o alimentos que ya fueron procesados. Estos pueden ser masas obtenidas de harina, arroz o fideos cocinados, salsas que no se mezclaron, etc. Hasta con frutas y verduras un poco magulladas, pero aptas para el consumo, se puede crear una nueva receta. El objetivo siempre es hacer uso total del insumo, a fin de que no se desperdicie y pueda volver a ser consumido.

Ximena aclara, no obstante, que la empresa que dirige no tiene intervención en la comida. “Sí promovemos que se utilicen todos los insumos y se transforme eso que sobró. Por ejemplo, si estás en tu casa, hacer algo más con eso que quedó de la cena, no tirar esa comida. En todo caso reutilizarla con recetas sencillas. Por ejemplo, si sobró arroz, se puede utilizar para hacer tortillas, o una ensalada de arroz con verduras que haya en casa. O si hay pan que quizás al día siguiente no se puede volver a consumir porque está duro, con él se puede hacer algo más: galleta molida quizás, o rebanadas tostadas de pan con algún otro ingrediente encima; incluso se puede echar en la sopa para espesar. En nuestro caso, todo depende de las cocineras y cocineros de los comedores adonde llegamos, ellos son totalmente creativos”, asegura.

Para la joven fundadora de este emprendimiento social, hablar de desperdicio de alimentos implica hablar también de las huellas que dejan en el medioambiente. Ella sostiene que hay un impacto directo en todos nuestros recursos naturales, puesto que son sobreexplotados cuando no llegan a consumirse totalmente. Habla del agua, el suelo, la tierra, la energía. “Tirar la comida es igual a tirar esos recursos naturales a la basura”, resalta.

No sólo el humo de las grandes fábricas y de los vehículos tiene consecuencias en el medio ambiente. Los desperdicios de alimentos también emiten gases que afectan a la atmósfera, causando el efecto invernadero.

Meta satisfactoria

Cuando Mboja’o fomenta el reciclaje culinario con su iniciativa, al mismo tiempo está buscando disminuir el hambre. Es por ese motivo que beneficia a los comedores sociales. Uno de los puntos a los que han proveído con alimentos recuperados es el Comedor Virgen del Rosario, que depende de la parroquia homónima, en el barrio Sajonia.

A este lugar asisten aproximadamente 200 personas por día, provenientes de los bañados y de la ribera del río. Se sirve el desayuno, el almuerzo y la merienda, de lunes a viernes. Allí hay comensales niños y ancianos. “Las personas que vienen acá saben que nuestras comidas son hechas en el día. Y con lo que nos ayuda Mboja’o, nosotros después volvemos a seleccionar para distribuir, porque a veces traen mucho, y no podemos dar todo en el día. Tratamos de clasificar”, comenta Graciela Doldán de Jesús, voluntaria del comedor.

En algunas ocasiones son alimentos que no se pueden re-elaborar, por eso se deben seleccionar por edades. Sin embargo, cuando se trata de materia prima, sí la usan en otras recetas, tomando todas las precauciones correspondientes. Un día –cuenta Graciela- trajeron masa de vori-vori, que sirvió de ingrediente para preparar con caldo. Otro día recibieron masa de mbejú, lo prepararon y también lo repartieron a la comunidad.


En el comedor también se replica la filosofía de Mboja’o. “Nosotros tratamos de reciclar y de no desperdiciar nada”, indica Graciela. ¿Qué es lo más satisfactorio de todo esto? La gratitud que demuestran, opina la voluntaria. “Que un niño venga con su plato y te diga: ‘qué rica es tu comida ¿puedo comer más?’, es lo más gratificante que hay. No lo digo solamente yo, también todas las voluntarias que estamos acá”, asegura ella. Mboja’o y Virgen de Rosario se ayudan mutuamente y se complementan. Un proceso igual se produce en los demás comedores. Lo compartido se multiplica.
Una causa social que busca emular a la vieja cocina de la abuela, donde no se desperdiciaba absolutamente nada.

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¿Cómo formar parte?

Para las personas que deseen adherir a sus locales gastronómicos, para contribuir con la recuperación de alimentos, podrán recibir orientaciones escribiendo al correo electrónico hola@mbojao.com.py o llamando al (0985) 375-845. A estos mismos medios, y en las redes sociales, también pueden ponerse en contacto quienes quieran formar parte de la red de voluntarios.

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Empresa social
Mboja’o se está convirtiendo en una empresa social. Tras más de diez meses de haberse iniciado, ya cuenta con una red de voluntarios. Su joven fundadora sostiene que es la primera vez que se implementa una iniciativa de estas características en Paraguay, aunque a nivel mundial, hay otros proyectos similares que también buscan la disminución del desperdicio.