Durante 50 años se dedicó a la venta de café y cocido en el Palacio de Justicia de Asunción, y su clientela fue formada por varias generaciones de jueces y funcionarios, el cafetero falleció este miércoles de un infarto.
El hombre subió a las 4.30, como todas las mañanas, a uno de los buses climatizados de la línea 56, para viajar hasta el Palacio de Justicia, pero allí, incluso antes de que el vehículo se ponga en marcha, murió. Así lo informó Yemy Florenciañez, jefa operativa de la empresa La San Lorenzana a ÚLTIMAHORA.COM.
“Hace casi 30 años que él viaja con nosotros todas las mañana y llega temprano hasta la parada acá en San Lorenzo y se sube al bus con todos sus bolsos y termos”, comentó Florenciañez.
El incansable padre de familia
Vendiendo café desde los 14 años, Máximo sacó adelante a toda su familia y hace algunos años se vio en la obligación de estar más pendiente de su esposa, que habría sido sometida a una operación por una lesión en la columna.
Se despertaba a las 2.00 para preparar los cafés, negro y cortado, cocido y sándwiches que vendía a los funcionarios y magistrados.
En una nota de ÚLTIMAHORA.COM realizada en noviembre del 2014, el hombre había comentado que estaba apostado en el Palacio desde las 6.00 y se retiraba poco después del mediodía, para luego ir a su casa y ayudar a su esposa con las labores del hogar.
Prohibido el ingreso
Pero no todo fue accesible para don Pablo en su trabajo de todos los días, ya que el año pasado habían emitido una resolución en la que se prohibía a los vendedores ingresar al Palacio, por lo que de 13 termos que vendía por día, la venta bajó a 6.
El Palacio de Justicia no cuenta con una cantina y aquella resolución afectó también a los funcionarios que no tenían un lugar cercano donde comer.
Sin embargo, don Pablo nunca perdió las ganas de trabajar y no bajó los brazos en sus 50 años trabajando en el mismo lugar, aunque se tuvo que desplazar a la plaza, donde no contaba con puesto fijo, pero el cariño y la fidelidad de sus clientes lo hicieron seguir adelante.