Todos los días en distintos grupos de Facebook se alzan imágenes de perros perdidos o rescatados que buscan a sus familiares. Los microchips como método tecnológico para identificar a las mascotas, si bien no se usan de modo masivo en nuestro país, están disponibles para facilitar el reencuentro con los orejudos de la casa.
Pero más allá de identificar a las mascotas, estos dispositivos subcutáneos pueden contener toda la información clínica del paciente y facilitar mucho a los veterinarios y a los dueños de un perro o un gato el control sobre su salud, según el doctor Diego Ayala, miembro de la Asociación de Veterinarias del Paraguay.
El microchip tiene un código o número único para identificar a un perro. Si se extravía y aparece otra persona para reclamar, el dueño, que conoce en qué parte se colocó el dispositivo, lo puede identificar en la veterinaria que posee el lector del chip.
Para Ayala, esta tecnología es fantástica para los veterinarios, porque alguna vez todos podrán informatizarse, usar un software y tener la ficha clínica de sus pacientes. Actualmente, las fichas que tienen los dueños de mascotas solo sirven para tener el registro de las vacunas, pero no se tiene el historial clínico.
“Lo que dan es una ficha de vacunación, pero no un historial clínico, por ejemplo, para saber cuántas veces la mascota tuvo vómitos, diarrea, parasitosis, antecedentes de problemas respiratorios, traumatismo, leishmaniasis y el tratamiento que sigue”.
El doctor comenta que una vez que todos sus colegas se pongan de acuerdo y se llegue a debatir el uso masivo de microchips desde el primer día de consulta clínica, la información se podría subir a la nube, para que, al presentarse un caso en que un veterinario que trata a un perro viaja por algún motivo, el dueño pueda llevar a su mascota a otro que, al pasarle el lector del chip, sepa qué tratamiento darle.
colocación. El dispositivo es fácil de colocar. Las empresas que los importan trabajan directamente con las veterinarias, porque los doctores son quienes están capacitados para tener en cuenta los métodos antisépticos. La colocación lleva 30 segundos, se hace con una aguja un poco más gruesa de lo normal y se coloca preferentemente en la nuca. El Dr. Ayala recomienda que se haga en la cola, porque si un animal adquiere masa muscular el chip puede ocultarse y no ser detectado por el lector.
En Paraguay aún son pocas las veterinarias que utilizan esta tecnología. Los animales del zoológico de Asunción, en parques y en las reservas, o los animales silvestres bajo cuidado de personas sí tienen este microchip y en un futuro se podría masificar el uso.
El microchip es muy útil tanto para el veterinario como para el propietario de la mascota.
Diego Ayala, veterinario.
Políticas públicas promascotas
El Dr. Ayala indica que el uso de microchips en mascotas es buen proyecto y tiene su costo, por lo que debe ser apoyado por el Estado, para ayudar a la instalación de veterinarias públicas y desarrollar el software para que almacenar la información alcance a todas las veterinarias.