19 abr. 2024

Más parejas solicitan la anulación de sus matrimonios ante la Iglesia

El divorcio no existe para la Iglesia Católica, sí la nulidad del matrimonio. En los últimos años, más parejas recurren al Tribunal Interdiocesano para pedir la nulidad sus uniones, en su mayoría por motivos psicológicos.

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Los arrepentidos recurren cada vez más al Tribunal Interdiocesano, que funciona en el Arzobispado de Asunción, para iniciar el proceso de anulación de sus matrimonios.

Un matrimonio se consuma cuando la pareja tiene relaciones sexuales y se consiente con el “sí quiero”. En caso de que no haya consumación, eso puede considerarse como una causa de anulación. Cuando el hombre dice: “Yo te recibo como esposa” y la mujer: “Yo te recibo como esposo” se da el consentimiento que une a la pareja, es decir, el matrimonio. Si ese consentimiento falta, no hay matrimonio.

El canciller del Arzobispado de Asunción, Óscar González, y el presidente del Tribunal Interdiocesano, Virgilio Rodi, explican que un matrimonio es declarado nulo cuando se comprueba que nunca existió el vínculo marital, o sea, la consumación y el consentimiento. Los curas reconocen que hay muchos pedidos de nulidad de matrimonio, pero se reservaron hablar de las cifras porque estas son confidenciales entre el clero, las partes y el Vaticano.

La declaración de nulidad se da cuando el Tribunal de la Iglesia comprueba, una vez iniciado el proceso, que en la promesa del matrimonio hubo un dolo, y/o una de las partes actuó de mala fe. Por ejemplo, cuando uno de los cónyuges es incapaz para el matrimonio por alguna debilidad física, enfermedad mental o condición psicológica que compromete el cumplimiento de los deberes matrimoniales.

Las causas deben surgir antes y continuar después del matrimonio. La infidelidad después del casamiento no es causal de nulidad, sí cuando antes de haber dicho el consentimiento se fue infiel y se mantiene esa conducta en el tiempo (ver info).

La causal más frecuente para presentar la solicitud de nulidad en Paraguay es el problema psicológico, la inmadurez para asumir ese compromiso y falta de afectividad, resume el sacerdote Rodi.

Para que exista nulidad debe haber una sentencia unánime a favor en la primera y la segunda instancia del Tribunal. Si hay fallo disidente no se produce la nulidad.

La declaración de nulidad solo es otorgada cuando se prueba ante el Tribunal que no se consumó el sacramento del matrimonio, resumen Liliana Acosta, de la Pastoral de la Familia, y Lía Rodi, juez del Tribunal Interdiocesano.

El proceso de nulidad dura un año como mínimo, pero depende de cada caso y de la cantidad de pedidos que se presenten en el Tribunal Interdiocesano. La nulidad de un matrimonio por la Iglesia tiene un costo de G. 2.000.000 aproximadamente.

El padre González explica que la declaración de nulidad es considerada un dolor para la Iglesia porque la ven como una culpa de uno de los cónyuges y los sacerdotes se sienten responsables por la falta de acompañamiento a las parejas. “Estamos reviendo la estrategia, no solo para insistir en la formación de lo que es el matrimonio por una cuestión humana, más que de fe”.

El cura Rodi, conocedor del derecho canónico, resaltó que las parejas “no se casan para anular su matrimonio, sino que se deben casar porque se aman y quieren compartir la vida juntos, pero pasa que algunos se apresuran o se casan sin conocer verdaderamente qué implica el sacramento”.