Los pasos hacia la beatificación de María Felicia de Jesús Sacramentado, Chiquitunga, se acortan cada vez más. Ayer, los siete teólogos de la Comisión Teológica para la Causa de los Santos del Vaticano aprobaron de forma unánime el milagro por mediación de la venerable carmelita paraguaya.
“Queda aguardar solo formalidades de la Comisión de Obispos y Cardenales y al Papa para el decreto”, apuntó Esteban Kriskovich, embajador ante la Santa Sede, quien hizo oficial la comunicación.
El decreto papal de la beatificación tendría lugar en marzo del año entrante, según estimó –en su momento– monseñor Edmundo Valenzuela, arzobispo de Asunción.
Ejemplo. El obispo castrense, monseñor Adalberto Martínez, hizo un llamado especial ayer –durante el tercer día del novenario a la Virgencita Azul– a ser mensajeros del Señor, obrando con el ejemplo, usando como espejo el testimonio de vida de Chiquitunga.
“Debemos resaltar el testimonio de tantos discípulos misioneros que a lo largo de la historia de nuestra patria se han puesto la ‘camiseta del servicio’ para ‘jugarse por causas nobles... jugando limpio, dejando todo en la cancha’. Tenemos el ejemplo y testimonio de la venerable María Felicia, Chiquitunga, que siendo joven sirvió con coraje y alegría a la causa de la Iglesia y de la sociedad paraguaya. Esperamos tenerla muy pronto en los altares, como fuente inspiradora de compromiso cristiano y ciudadano”, expuso.
Durante su homilía, cuyo tema fue “Jesús llama a los jóvenes a la escucha de la palabra y al discernimiento de la voluntad de Dios”, el prelado refirió que así como Chiquitunga, los jóvenes de hoy son enviados a ser misioneros para anunciar la salvación “siendo sal y luz” en los distintos ámbitos y según su vocación: en el mundo del trabajo, de los estudios, del deporte, de la política, en la vida consagrada, la familia o de servicio de la Nación de las Fuerzas Armadas o en la Policía Nacional.
“El mundo necesita testigos, si es necesario hasta el martirio, como el ejemplo de San Andrés. Ser coherentes, auténticos, apegados a la verdad y a la belleza puede llevarnos al ‘martirio’ en una sociedad que pretende excluir a Dios o arrinconarlo en los templos y en las conciencias, como dijo San Juan Pablo II”, pronunció.
Dijo a los jóvenes que están llamados a “tomar la posta” del Evangelio para “vivificarla y dinamizarla”. Indicó que la Iglesia necesita de la “valentía, audacia, creatividad, solidaridad” de la juventud. “Llevemos esa buena noticia hasta los últimos rincones del Paraguay en todos los ambientes donde nos toca vivir nuestra fe en el Señor y que llegue también a las ‘periferias existenciales’ de los jóvenes más necesitados de la patria”, postuló en su prédica.