26 abr. 2024

La pereza ayudó a la extinción del Homo erectus, según estudio

La pereza contribuyó, en parte, a la extinción del Homo erectus, un homínido extinto que habitó la Tierra en un período que abarca entre unos 1,8 millones de años y 350.000 años antes de nuestra era, informaron hoy fuentes científicas.

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La “pereza” se sumó a la incapacidad de adaptarse a los cambios climáticos de esos Homo erectus.

El estudio de la Universidad Nacional Australiana, publicado en la revista científica PLoS One, se apoya en las evidencias halladas en las excavaciones arqueológicas que se realizaron en 2014 en el yacimiento de Saffaqah (Arabia Saudí) sobre las antiguas poblaciones humanas que datan de la Edad Temprana de Piedra.

La investigación reveló que esta especie extinta utilizó “estrategias de menor esfuerzo” para fabricar herramientas y recolectar su materia prima en ese lugar de la Península Arábiga, según el estudio de la Universidad Nacional Australiana (ANU, en inglés).

Esta “pereza” se sumó a la incapacidad de adaptarse a los cambios climáticos de esos Homo erectus, lo que probablemente fue clave en su extinción, según Ceri Shipton, autor del estudio.

“Realmente da la impresión de que no se hubieran esforzado ni tampoco dan la sensación de ser exploradores que miraron al horizonte ni de tener la misma capacidad de maravillarse como nosotros”, comentó Shipton en un comunicado de la ANU.

Shipton remarcó que las evidencias recolectadas en Saffaqah muestran que los Homo erectus fabricaban sus herramientas con las rocas que encontraron cerca de su campamento en lugar de desplazarse un poco más lejos a una cantera con material de mejor calidad.

Ellos sabían que estaban allí (cuesta arriba), pero parece que debido a que ya tenían suficiente recursos adecuados pensaron que no debían molestarse”, comentó el experto.

Las evidencias de ese yacimiento arqueológico muestran que sus herramientas “eran comparativamente de menor calidad” que las que produjeron especies como los primeros Homo sapiens o los Neanderthals.

Shipton recalcó que su falta de desarrollo tecnológico así como la transformación de su ambiente en un desierto contribuyó también a su desaparición.

No solo fueron perezosos sino también conservadores”, enfatizó el experto.

Los restos de sedimentos del ambiente que los rodeaba muestra que este cambiaba, pero estos seguían comportándose y haciendo lo mismo en lugar de adaptarse.

“No hubo un progreso del todo y sus herramientas nunca se encontraron muy lejos de los que ahora son lechos de los ríos secos. Creo que al final el ambiente fue demasiado seco para ellos”, dijo el académico de la ANU.

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