17 ago. 2025

La pelota no se mancha

Brigitte Colmán – @lakolman

Hay quien gusta parafrasear a Carlos Marx para decir que el fútbol es el opio de los pueblos. No sé si al decir eso adoptan una pose que los hace sentirse más inteligentes o qué, pero tenemos la obligación de respetar su opinión.

Quienes piensan así también tienen que hacer un gran esfuerzo por entender la emoción que nos empuja a ver una y otra vez los goles de Tacuara Cardozo y Tony Sanabria, esa emoción un poco tonta y esa especie de felicidad que nos produce ver ganar a la Albirroja. Después de todo, ¿hace cuánto que un político paraguayo te inspira ganas de correr a abrazarlo, como te inspiró nuestro arquero Anthony Silva la semana pasada?

Cierto es que una victoria de la Selección Nacional o la de nuestro club querido no resuelven nuestros problemas, pero nos dan un poco de optimismo para seguir, y eso ya es algo.

Precisamente por todo el optimismo y la alegría que nos suele brindar el fútbol es tan indignante y vergonzoso el despliegue de violencia y brutalidad que vimos el domingo en la cancha, en Pedro Juan Caballero.

Es una pena lo que pasó, pero hay que seguir hablando de la vergüenza que nos dio a muchos olimpistas el comportamiento de los delincuentes (autodenominados barras de la O), que llevaron sus armas, sus drogas y toda su miseria humana hasta una ciudad que ya sufre suficiente incertidumbre cotidianamente, para sembrar el caos y robarles la fiesta que se suponía era para ellos.

Cuando se despidió del fútbol profesional, Maradona dio un discurso memorable, en el que definió al fútbol: “El fútbol es el deporte más lindo y más sano del mundo. De eso que no le quepa la menor duda a nadie. Porque que se equivoque uno... eso no tiene por qué pagarlo el fútbol. Yo me equivoqué y pagué. Pero la pelota... la pelota no se mancha...”.

El pasado domingo los barrabravas del Olimpia, personas que probablemente tienen carné de socio, mancharon la pelota y la camiseta, y embarraron la cancha.

Aquí ya no se trata de quién tiene más copas internacionales o quién el estadio más grande del país...

Se trata de dejar de apañar y proteger a delincuentes que ponen en riesgo a los niños y adultos que van a la cancha.

La mayoría de los fans van para ver a su equipo y a sus ídolos meter goles, y no les dejan llevar ni siquiera el equipo de tereré; pero a los grupos de bárbaros con banderas les dejan meter drogas y armas a la cancha.

El fútbol tiene que volver a ser esa actividad lúdica que reúne a las familias y a los amigos; y tiene que volver a dar alegría a nuestro corazón.