La consigna de esta edición se abre bajo el lema: “Significar lo imposible”, una frase recogida de la novela Yo el Supremo, en tributo al centenario del premio Cervantes Augusto Roa Bastos.
“El lema de la Bienal es una suerte de metáfora que busca decir lo indecible o mostrar lo que no se puede mostrar a través del arte. Y esto es un desafío para el artista para que pueda expresar lo inexpresable”, explica Osvaldo González Real, uno de los curadores de la Bienal.
ABIERTAS. Entre las opciones, siguen expuestas al público las obras de artistas locales y extranjeros en las diversas salas de El Cabildo (De la República y Alberdi).
Se pueden ver obras de Alejandra González Soca (Uruguay), Khaled Hafez (Egipto), Lucy Yegros (Paraguay), Germán Tagle (Chile), Felipe Góes (Brasil), Gonzalo García (Colombia), Javier Vanegas (Colombia), Renier Nande (Cuba), Ke Yen Mei (Taiwán) y Avi Sabah (Israel). Asimismo se rinde un tributo póstumo a los paraguayos Ignacio Núñez Soler y Olga Blinder con la exhibición de sus trabajos.
En los distintos espacios de la Manzana de la Rivera (Ayolas 129) se pueden apreciar las obras de Juliane Fugante Casagrande (Brasil), Rosangela de Andrade (Suiza), Angela Lima (Brasil), María Luiza de Almeida Scheleder (Brasil) y el colectivo de artistas de Gente de Arte (Paraguay).
Las muestras en las casas bicentenario del Teatro y Josefina Plá, ubicadas casi frente a frente, sobre 25 de Mayo casi EEUU, exponen piezas de los artistas paraguayos Lilian Camelli y Guillermo Sanabria, además de las muestras de Enrique Espínola, Frank González Martínez y el Grupo 21 Ojos. La instalación del fotógrafo francés Dimitri Kosiré puede verse en la Casa Bicentenario de la Literatura (México 346).
PRÓXIMAS MUESTRAS. Mañana, a las 19.30, en el Centro Cultural Citibank (Mariscal López y Cruz del Chaco) se inaugura la muestra Señales de los 90. Para el miércoles 13, se prevé la apertura de dos muestras, una a las 18.00, en el CCPA (España 352), con obras de Gloria Velilla y Rosmary Barrail, y otra, a las 19.30, en el ICPA (Salazar 310), con obras del ecuatoriano Oswaldo Guayasamín.