Mañana se cumplen dos siglos de la muerte en Winchester, a los 41 años, a causa de una enfermedad desconocida, de la novelista, cuyas seis obras, Emma o Orgullo y prejuicio, que retratan la sociedad georgiana, son aún objeto de análisis académico y múltiples adaptaciones fílmicas.
Austen, que alcanzó la fama varias décadas después de su muerte, inspiró su trabajo en su propia experiencia y lo ambientó en Londres y los condados ingleses vecinos, donde vivió y que ahora son los que más resaltan su legado.
El condado de Hampshire, donde nació, vivió y murió la escritora, recrea durante este año su universo con varios actos y exposiciones que desvelan los aspectos menos conocidos.
Nacida el 16 de diciembre de 1775 en Steventon, en la rectoría donde su padre era párroco, la novelista tuvo su época más productiva cuando habitó, con su madre y su hermana, en una pequeña casa de la localidad de Chawton, a la que se mudaron en 1809.
Un hermano, Edward, que heredó de unos parientes, les prestó la vivienda, mientras que él residía en una mansión isabelina cercana mucho más suntuosa, que las mujeres visitaban con frecuencia –una situación de inferioridad económica y social que Austen evoca en varias novelas–. La casita al borde de una carretera, en la que se conservan enseres de las tres mujeres, puede visitarse hoy como museo. EFE