Una tabla de madera, piedras y un neumático funcionan como puente improvisado para que los niños de la escuela privada subvencionada San Vicente de Paul, del barrio Sajonia, puedan cruzar la calle evitando mojarse con las aguas cloacales que invaden la calle Doctor Coronel y Montero, donde se ubica la institución educativa.
Es que al menos el 50% de los 600 pequeños escolares, desde el jardín hasta el sexto grado, deben pasar por estas arterias para llegar a la escuela o retornar a sus hogares, pese a la inmundicia de las aguas residuales que permanecen desde hace un mes en el lugar.
Con los días de lluvia, el problema se acrecienta porque el nivel del líquido sube y se mantiene alto por varias jornadas, por lo que los vecinos, cansados de esta situación, decidieron construir esta pequeña estructura. Así, los chicos no llevan el insoportable olor en sus pies cuando se trasladan a sus casas o al centro escolar.
Reclamos. La comunidad educativa ya casi está cansada de recurrir a las autoridades del Municipio local y de la Empresa de Servicios Sanitarios (Essap) en busca de una solución. Es lo que comentó ayer la directora de la escuela privada subvencionada San Vicente de Paul, Rocío Barrios de Ruiz.
“Primero tuvimos problemas con la basura, pero hace un tiempo se arregló y ahora esto, la cloaca nos invade y no podemos ni abrir las ventanas de las oficinas”, apuntó.
Explicó que como no cuentan con equipos de aire acondicionado, las aulas no pueden permanecer con las ventanas cerradas, por lo que el hedor ingresa hasta el salón de clases, dificultando el normal desarrollo de actividades.
Para colmo, la esquina de Coronel y Montero no cuenta con señalización, expresa la educadora.
“Desde el 2013 que solicitamos los carteles de señalización al Municipio, sin que el pedido tenga eco, hasta recurrimos al concejal Daniel Centurión, pero hasta ahora no nos dijo nada”, contó.
Viejas tuberías. El gerente de Redes de la Essap, Miguel Quinto, expresó que las tuberías cloacales en el lugar son de antaño y suelen trancarse en demasía, debido a que existen propietarios que conectan directamente la cañería de sus hogares a estos desagües, en lugar de realizar el empalme a las vías pluviales.
“Esto genera que en cada precipitación el registro de agua se destape de tanto líquido residual que puede estar estancado hasta unos 25 metros debajo de la tierra”, expresó el funcionario.
Remarcó que la única solución definitiva a este inconveniente es presentar un proyecto de renovación de estas cañerías de parte de la Essap. Además, de emprender controles en conjunto con el Municipio con respecto a las conexiones clandestinas, que aseguró, abundan en toda esta zona. “Estos proyectos deben ser elaborados en grande y no son fáciles de aplicar”, reflexionó. No obstante, comentó que pasará el reclamo a dependencias de la aguatera estatal, para buscar soluciones que minimicen el conflicto.