Decía en un tuit el famosísimo @diostuitero: “Vuestros políticos son estúpidos, pero vosotros todavía sois peores que los votáis”. Es verdad y es así de espeluznante...
Cómo si no, podemos explicar algunas expresiones en nuestro paseo cotidiano por las redes sociales. Cuando la tenista compatriota pierde, igual nos sentimos orgullosos, y con mucha razón, claro. Pero nunca falta el que opina que es increíble que con tan poco se haya llegado tan lejos. Pero no se cuestiona el escaso apoyo que reciben los deportistas.
Inflamos nuestro corazoncito patriotero y ponemos una banderita paraguaya al final de los 140 caracteres; nos conmovemos, nos decepcionamos y al final seguimos con nuestras vidas después de la derrota que toque ese día. Puede ser fútbol o puede ser tenis lo mismo que ajedrez o fútbol de playa. Pero raras veces nos acordamos de que vivimos en un país en el que el Estado solamente sirve para darles trabajo a los amigos, a los seccionaleros, a las amantes y a toda la familia de los políticos que nosotros mismos elegimos.
Jamás gobierno alguno ha dado importancia a los deportes y a la cultura, y eso se refleja en el presupuesto que se asigna y en los programas, pero sobre todo en nuestra calidad de vida. Claro que tampoco les importa mucho a los gobiernos que los ciudadanos tengamos salud y educación y seguridad y trabajo, pero bueno, que al final todo es parte de lo mismo. ¿Cuántos niños que viven en la periferia de todo, tienen alguna oportunidad de jugar al tenis o a desarrollar su talento musical? A lo máximo que puede aspirar un niño que vive en la pobreza (además de no morir en la pobreza) es a tener una tele bien grande para ver la final de la Champions.
Y pese a todo, nos emocionamos cuando un día aparece una sacrificada deportista que, venciendo todas las adversidades, nos da una excusa para sentirnos contentos de ser paraguayos, aunque la emoción nos dure tres sets y después no volvamos a acordarnos del nulo apoyo que ella recibe. Se le agradece a Verónica Cepede por el esfuerzo y por la inspiración, porque como expresaba muy sabiamente alguien en un tuit: “Es una labor muy pesada para los deportistas levantar una bandera que los políticos hunden cada día”.
Y un día de estos más gente se va a dar cuenta de que ya no es simpático ser un idiota útil. Votar a unos tipos que al llegar al poder solo benefician a sus correlís y sus familiares; y lo hacen con la plata de nuestros impuestos; ellos usan la plata del crédito y nosotros pagamos la deuda que ellos asumen en nuestro nombre. Somos nomás luego idiotas.