Antonia López, encargada de Recursos Humanos de Catastro, encontró un fajo con billetes de G. 100.000 en los pasillos de la institución, alrededor del mediodía del martes, e inmediatamente pidió hablar con el director Francisco Ruiz Díaz, quien, sorprendido, la recibió en su oficina.
Se labró acta sobre el hallazgo y tomaron fotografías, pero temían que no pudieran encontrar al propietario, atendiendo a que muchas personas, no solo funcionarios, recorren diariamente al lugar.
“Teníamos un poco esa angustia de saber si en ese momento había una persona con G. 1.000.000 menos”, comentó Ruiz Díaz en comunicación con Radio Monumental.
Minutos después, el guardia de seguridad avisó sobre la presencia de una joven que buscaba el dinero que había perdido. Se trata de Inés Mariel Benítez, quien trabaja como gestora en una escribanía. Describió la manera en que se encontraban los billetes y seguidamente los recuperó.
La funcionaria que puso a prueba su honestidad se desempeña en la función pública desde hace 30 años y ansía retirarse dignamente. “Me quiero jubilar, pero no me puedo jubilar porque muy poco es mi sueldo”, expresó.
Por la tarde, el director de Catastro se comunicó con Recursos Humanos del Ministerio de Hacienda para incorporar este antecedente de buen gesto al legajo de López.