La denuncia del caso fue realizada por Diana Vargas, de la Comisión de Prevención de la Tortura, a través de su cuenta de Facebook.
Aclaró que la denuncia fue en carácter de ciudadana y no en forma de comisionada. El vehículo pertenece a un funcionario del Ministerio de Salud, de acuerdo con el informe policial basado en el número de chapa.
Sin embargo, el propietario del vehículo, quien se identificó como Adrián Ramírez Allende, en comunicación con ÚLTIMAHORA.COM aclaró que de acuerdo al número de chapa él sigue siendo el propietario del roda, ya que nunca se concretó la transferencia, y que tiene los documentos para comprobarlo.
Sin embargo, confirmó que el nuevo propietario, quien tiene el rodado hace aproximadamente un año, es también funcionario público.
Vargas relató que estaba sobre Estrella y 14 de Mayo, frente al local comercial Biggie, en compañía de una amiga, y les llamó la atención que dos hombres adultos estuvieran con alcohol en mano y conversando con dos niñas, una adolescente y la otra más pequeña, en la vía pública.
“En un momento ya suben (los hombres) a su vehículo, y uno de ellos vuelve a descender. Daba la impresión de que quería mostrarle sus partes íntimas a una de ellas”, comentó Vargas en la 970 AM.
Ambas mujeres se quedaron del otro lado de la calle a observar si ocurría algo extraño. Efectivamente, después de dar una vuelta con el vehículo buscando a un policía en la zona, ya que llamaban al Sistema 911 pero nadie les respondía, vieron que la mayor de las niñas ya estaba dentro del rodado.
La misma se encontraba en la parte trasera del vehículo con el mismo hombre que había descendido minutos antes. La adolescente estaba, según las testigos, practicándole sexo oral al adulto bajo presión. “El hombre la sujetaba de la nuca. Ella estaba como intentando salirse de esa situación y entonces comenzamos a gritar”, manifestó.
En ese momento, llegó un efectivo policial que custodiaba la zona, abrió la puerta y la menor de edad huyó rápidamente. Mientras que los hombres arrancaron el vehículo y se fugaron. El uniformado no tenía manera de retenerlos, pero posteriormente dio aviso por radio para el rastreo mediante el número de chapa.
¿Qué estamos haciendo como ciudadanía?
“Lo que más nos preocupó es cómo había tanta gente en la zona y a nadie le llamó la atención. Cuando consultamos todos nos decían que eso pasa ahí con frecuencia, todos los días”, lamentó Diana.
Cuestionó que de esta manera queda en evidencia la inacción de las instituciones encargadas tanto de la seguridad como de velar por la vida de los niños y adolescentes.
“Era una niña en situación de calle y con evidente adicción a las drogas, está más expuesta que cualquiera”, enfatizó la mujer.