24 abr. 2024

Familiares peregrinaron por más de cuatro horas por la libertad de Edelio

Padres, hermanos, tíos y hasta el abuelo del suboficial caminaron 18 kilómetros con la esperanza de aplacar al grupo armado que lo tiene prisionero. Dicen que es la única forma de volver a verlo con vida.

Por la libertad.  Los padres y uno de los hermanos de Edelio encabezaron la peregrinación.

Por la libertad. Los padres y uno de los hermanos de Edelio encabezaron la peregrinación.

A las 7.00 de la mañana, los familiares de Edelio Morínigo salieron de la estancia Macchi Cué, ubicada en Cuero Fresco, sitio de donde integrantes del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) se llevaron al suboficial, que ayer cumplió tres años en cautiverio.

Su madre y sus hermanos colocaron postes y una carpa, haciendo un campamento similar al utilizado por el grupo armado, según sus apariciones en los videos, y pasaron la noche en el campo con frío y en vigilia, para posteriormente caminar por más de cuatro horas hasta la parroquia María Auxiliadora, de Arroyito, donde se realizó una celebración eucarística. “No dormimos nada en toda la noche. Es un lugar desierto y se pasa mal. Mi hijo hace tres años que está viviendo en esas condiciones. Primera vez que estuve y me hizo muy mal”, explicó Obdulia Florenciano, la madre del policía.

Su padre Apolonio Morínigo también participó de la marcha caminando en varios tramos y continuando en moto por momentos, debido a su edad y sus achaques.

El sol intenso y el calor húmedo en pleno invierno no fueron obstáculos para los hermanos, tíos y primos de Edelio, que se pusieron de acuerdo para realizar esta marcha, una de las más sacrificadas desde la desaparición del suboficial.

Veintidós personas realizaron la peregrinación, más larga que lo caminado desde Ypacaraí por los fieles en las festividades de Caacupé, y eran saludadas por los vecinos y estudiantes. “Guitarreamos, tomamos mate y compartimos entre los familiares”, agregó Darío Morínigo, el mayor de los hermanos de Edelio, que encabezaba la marcha junto a su madre y seguido por sus hermanos, tíos y hasta su abuelo, padre de Obdulia, un hombre de 75 años que también quiso participar de la marcha.

Luego de cuatro horas y media de caminata, y ya con más gente sumada a la peregrinación, pasadas las 12.00 horas entraron al templo de la parroquia María Auxiliadora, donde recordaron los tres años de cautiverio.

El cura párroco José Zavala dio una fuerte homilía, instando al diálogo para terminar con la situación que atraviesan Arroyito y los pueblos afectados por la lucha contra el EPP. “Hay pecados personales y también hay pecados sociales. Es lamentable que nuestros compatriotas tengan que estar privados de su libertad. Duele que existan el chantaje, las manipulaciones y que no podamos vivir en paz”, dijo el sacerdote, que aprovechó la ocasión para animar a la familia Morínigo Florenciano y pedir a la población que no se resigne a la situación y que luche por conseguir la paz para Arroyito y todo el Norte del país.

El quebranto de una madre

Obdulia Florenciano, una vez comenzada la misa, sufrió una crisis y abandonó por un momento el lugar. Tanto ella como su marido Apolonio Morínigo eran seguidos a sol y sombra por dos integrantes de la FTC, la doctora Nelly Ruiz y la licenciada Nilda Benítez, que los socorrieron en todos los momentos que necesitaron atención. Obdulia es hipertensa y la vigilia más el ayuno forzado que realizó repercutieron en su salud, según la doctora Ruiz, quien confirmó que la mujer tuvo un pico de presión.

La madre de Edelio recalcó que están viviendo un calvario y que no le desea a ninguna madre pasar por la situación que están soportando ella y su familia.

Unidas por el mismo dolor

Una vez que la caravana de familiares de Edelio llegó a Arroyito y estaban descansando bajo un árbol para recobrar fuerzas antes de ir a participar de la celebración religiosa, llegaron la esposa de Félix Urbieta, secuestrado por el EPP el 12 de octubre de 2016, y su hija Liliana.

Luego de un abrazo largo con Obdulia Florenciano, le expresaron su solidaridad e intercambiaron pesares. “Yo a las cuatro de la mañana ya no puedo dormir. Hay que tener mucha fuerza y seguir rezando”, le decía la esposa del ganadero a la mamá de Edelio.

Liliana Urbieta, en breve comunicación con los medios que se encontraban en el lugar, explicó que no puede dar muchos detalles de cómo van las negociaciones para la liberación de su padre y tampoco quiso confirmar si ya juntaron el dinero que le fue exigido por el grupo armado, que es de 35.000 dólares.