20 jun. 2025

Espejitos

Por Guido Rodríguez Alcalá

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Los primeros españoles que llegaron a América les daban a los indios espejitos y cuentas de colores, y recibían oro a cambio. Los indios quedaban muy contentos, y los españoles quedaban más contentos. Cuando me lo enseñaron en la escuela, yo me dije: ¡qué tontos eran los indios! Ahora veo que nosotros no somos mucho más vivos sino que, en vez de espejitos y cuentas de vidrio, nos engañan con los bonos soberanos y la APP (alianza público-privada).

Los tecnócratas anunciaron que, con bonos y APP, íbamos a disponer de miles de dólares, y es cierto, pero con números rojos. Los tecnócratas de hoy equivalen a los teólogos de la Edad Media. Estos prometían la vida eterna; los tecnócratas prometen la guita eterna. No podemos decir que los teólogos hayan mentido, porque avisaron bien que la recompensa no era para este mundo, y nadie los ha desmentido en el otro. Pero ya está claro que los tecnócratas nos tomaron del pelo: por escucharlos, el Paraguay tiene el crecimiento más bajo y la deuda más alta de los últimos años.

¿Cómo vamos a pagar esos bonos en dólares a los acreedores internacionales? Uno puede endeudarse para producir, pero, cuando no hay producción, no hay con qué pagar. Encima el dólar sube, y aumentan los intereses de la Reserva Federal norteamericana. En caso de morosidad, los acreedores nos van a demandar en tribunales internacionales, de triste memoria. La Société Générale (SG) no cumplió su compromiso con el Gobierno paraguayo y el Gobierno no le pagó; un tribunal internacional condenó al Paraguay a pagarle una suma multimillonaria a la atorrantesca SG. En el affaire Gramont, unos estafadores internacionales exigieron al Gobierno devolverles el dinero que nunca le prestaron y les ha ido bien. Si nos hacen pagar deudas inexistentes, ¡qué nos harán cuando la deuda existe, como ocurre con los bonos soberanos!

Como si no bastara con endeudarse, el endeudamiento puede aumentar más con la APP, también con jurisdicción internacional. Por emprender una campaña contra el tabaquismo, la tabacalera Philip Morris demanda al Uruguay en un tribunal internacional, que debió rechazar de plano la demanda con un lion hole (kuã león), pero la aceptó, con la parcialidad propia de esos tribunales, que operan a favor de las multinacionales y en contra de los pueblos; el caso uruguayo no es el único. ¡Dios sabrá qué nos depara el destino, quiero decir la APP, donde el Ejecutivo juega solo! En resumen, los envidio a Santo Tomás de Aquino y a sus colegas, porque no se endeudaron hasta la sotana con los bonos soberanos y las APP.