Miguel Benítez
TW: @maikbenz
Al frente de la marca Tigo Paraguay desde el 2014, el ejecutivo español analizó el presente de la operadora y aseguró que el cliente sigue siendo el centro del negocio, por lo que la marca está obligada a hacer bien las cosas. Dijo que un mayor portafolio de servicios conlleva mayor responsabilidad, ya que el usuario está en su derecho de abandonar una operadora si recibe un mal trato. Cuestionó la ley de activación de líneas celulares, reafirmó la inversión de USD 2.500 millones en el país y no descarta volver a recurrir a IPS, a través del BID, para obtener financiamiento.
Analizando los 25 años de Tigo en el país, ¿cuál es la evaluación global?
Tigo Paraguay tiene un rol especial dentro del grupo Millicom. Es una importante operación a nivel financiero, por sus números. Su rentabilidad es importante y es 100% de Millicom, lo que no ocurre en los demás países (Colombia, Honduras, Guatemala, etc.). Históricamente, Paraguay ha jugado un papel importante en la innovación y desarrollo de mejores prácticas. La marca Tigo se lanzó aquí por primera vez y se extendió en todo el grupo. Aquí se lanzaron primero los productos de prepago, el que llama paga y Tigo Money en Latinoamérica. Lo mires por donde lo mires, Paraguay siempre fue un sitio en el que muchas cosas empezaron.
¿Cuáles fueron los momentos con mayores desafíos?
Tigo Paraguay lleva tres años y medio transformándose, poniendo al cliente en el centro. Siempre fue algo natural de la empresa, aunque hubo momentos donde se perdió, en que se hicieron muy bien las cosas y luego por razones diversas se pierde un poco el foco. En la historia de Tigo Paraguay hay dos momentos muy álgidos, muy fuertes y de alto riesgo. Si uno va para atrás, otra operadora llegó a estar por adelante de Tigo. Luego la marca se dio cuenta y volvió a acelerar con inversiones, estrategias y productos. Realmente miramos al cliente y, entendiéndolo, volvimos a recuperar el liderazgo. De hecho, el negocio de las telecomunicaciones y de Tigo Paraguay se volvió mucho más difícil y complejo. Por lo tanto, es todavía más importante hacer bien las cosas.
¿Complejo, en qué sentido?
Cuando uno es operador de telefonía móvil, un ejemplo extremo, solo enfocado en prepago, pues es muy sencillo. Solo hay que hacer bien una parte del negocio. Pero al dar prepago, pospago, clientes corporativos, Tigo Money, Tigo Sports, cable, data center, TV e internet en el hogar, TV satelital. Más complejidad operativa significa meterse en más aspectos de la vida digital de nuestros clientes y hay más oportunidades para equivocarse, siempre es normal. El que más productos ofrece tiene más chances de equivocarse de cara al cliente, por lo que es más importante hacerlo bien.
¿Qué le parecen las regulaciones del Estado paraguayo para el negocio de telecomunicaciones, en comparación con otros países donde opera la firma?
La buena regulación es la técnica y, me voy a meter en problemas pero lo voy a decir, no política. Si miras los reguladores en el mundo, hay todo tipo de situaciones, hay más políticos y más técnicos. Los extremos son malos, no puedes ser 100% político o técnico. Vemos que cuando la regulación tiene una dosis combinada de técnica y política, de desarrollo país, es más acertada. En Paraguay veo situaciones de los dos lados, muy acertadas y otras donde realmente no es aceptable en absoluto. Ha habido aciertos y desaciertos. El último desacierto fue por el que remitimos el comunicado el lunes pasado.
¿La ley de activación de telefonía móvil?
Es algo ridículo, una ridiculez realmente importante. Porque no se entiende cómo funcionan las cosas y no soluciona el problema. Compartimos el objetivo, pero no la ley. Creen que va a favor del ciudadano, cuando en realidad le van a complicar la vida. Se cruzan límites legales que no se pueden cruzar, un tema de desconocimiento importante. Es un sinsentido absoluto, nos están asignando un rol que no nos corresponde. Los operadores no somos la Policía Nacional. No pueden responsabilizarnos de algo que va a impactar contra el ciudadano y es totalmente inoperativo. Las redes de distribución y activaciones, que tenemos en miles de puntos, ya no van a poder activar líneas. El usuario tendrá que viajar hasta la oficina de la operadora, a decenas de kilómetros. Por eso, cuando hablo de reguladores, hablo en un sentido legislativo amplio, no solo Conatel.
También están los municipios que ponen trabas para colocar nuevas antenas.
Esa es otra traba, no una regulación, pero sí. Los países que han sido capaces de convertir a las telecomunicaciones en un servicio de interés nacional, han conseguido, con una ley técnica y objetivos políticos, superar las barreras de las prebendas políticas que existen en cada uno de los municipios, ya que cada uno de los intendentes y gobernadores quiere un objetivo de Tigo. Entonces, con la ley se elimina la politización del desarrollo en infraestructura crítica para el país. Eso hay que hacerlo y Paraguay no lo ha hecho. En otros países se hizo y se eliminaron barreras importantes para el desarrollo tecnológico. Hay muchas localidades del interior donde sufren los ciudadanos y los intendentes nos piden que pongamos las antenas a dos kilómetros del lugar. Eso no funciona así, la física es la física. El electromagnetismo en el mundo es el mismo.
¿Cuáles son los proyectos de Tigo para el futuro?
El plan de inversiones es el que siempre hemos dicho, de USD 2.500 millones al 2020. Está en ejecución. El compromiso es más conectividad para usuarios, empresas, colegios, hospitales, entidades y pequeños empresarios. Más inversión en infraestructura, todo el cable que podamos desplegar. Tenemos aún 18 permisos no concedidos. En la cobertura de 4G, este año llegaremos al 50% de cobertura y se viene la nueva licitación de 700 megahertz. Se viene más 4G, más fibra óptica, más transporte y más data center.
¿Qué factores motivaron a iniciar la búsqueda de financiamiento en moneda local?
Millicom está en la bolsa, tenemos accionistas y deudores, tanto internacionales como locales. Prestamos dinero, invertimos y luego les retornamos el dinero. Lo que hicimos fue pasar de un 100% de deuda en moneda internacional (dólares) a balancear con moneda local (guaraníes). Hacemos eso porque el 98,8% de nuestros ingresos están en guaraníes, pero un gran porcentaje de nuestros costes están en dólares. Para evitar tener que subir los precios para los usuarios y mitigar riesgos de volatilidades, queremos tener un portafolio de deuda más equilibrado.
¿Cómo se dio el préstamo del IPS, con aval del BID?
Empezamos con la deuda bancaria y cuando se agotó la capacidad del sector bancario, el siguiente instrumento era la financiación a través de organismos internacionales, como el BID. Nos dijo que podría vehiculizar un préstamo en guaraníes y los fondos salían del IPS. Nunca tuvimos que hablar con el IPS. Nosotros le pagamos al BID, que le paga al IPS el capital más intereses. Los bancos están con mayor capacidad, volveríamos a los bancos para las siguientes emisiones de deuda en moneda local. Puede haber otra banda de financiación vía IPS-BID. No le cierro las puertas.