Por Silvana Molina / Fotos: Javier Valdez
Telas de las más variadas texturas y colores. Tijeras, alfileres, hilos. Un par de manos van y vienen sobre el maniquí: poniendo aquí, sacando allá, acomodando, deshaciendo, volviendo a empezar.
En un pequeño y acogedor atelier semiescondido en el centro de Asunción, el diseñador Fernando Preda se concentra en lo suyo, abre las puertas de su mente y se permite fluir por donde lo lleve su fecunda imaginación, dando forma a prendas de vestir únicas e irrepetibles.
Desde una de las paredes del local, alguien parece observarlo: una elegante mujer que impone su presencia callada pero poderosa, enmarcada en un retrato en sepia. Es su abuela Isolina, la persona que lo influenció sin proponérselo, a tal punto que él tomó algo de su identidad para dar nombre a la marca de la cual hoy es director creativo: Viuda Ramírez.
“Ella era modista de alta costura. De chico, yo espiaba mucho su placar y me gustaba cómo se vestía, porque era muy vanguardista para la época. Me llamaba poderosamente la atención porque siempre se salía del molde, en la forma en que combinaba las prendas y sus accesorios”, rememora este joven de carácter apacible.
Trazos prolíficos
Desde siempre, el lápiz y el papel han sido como extensiones de las manos de Fernando. Y lo siguen siendo. “Siempre me gustó dibujar. En el colegio, a todas mis compañeras les hacía bocetos de vestidos de fiesta. Dibujar me relaja: es mi principal vía de escape”, asegura.
Sin embargo, el diseño de moda no fue su primera opción profesional. Luego de terminar la secundaria estudió marketing y publicidad, pero –aunque le faltó muy poco– no llegó a terminar la carrera, porque se dio cuenta de que por ahí no transitaban sus intereses.
Su siguiente parada académica fue más acertada: el Instituto Superior de Arte (ISA). En este lugar entró en contacto con todo lo que lo motivaba –el arte en general– y salió de allí convertido en licenciado en Diseño de Indumentaria Escénica y Urbana. Trabajar en una empresa maquiladora y con algunas marcas de prendas comerciales le aportó la experiencia necesaria para redefinir nuevamente su rumbo. “Todos esos conocimientos me ayudaron a encontrarme a mí mismo como diseñador”, analiza.
Pero definitivamente fue el concurso Pilar Puro Talento –del que participó en el año 2004– el que marcó un antes y un después en su carrera profesional, tras ubicarse en el segundo lugar de la competencia. “Ahí se me encendió la llama de diseñador, me surgieron las ganas de tener mi propia marca y de hacer mi propio divague”, rescata. Y fue así que, al año siguiente, los sueños que bocetaba se plasmaron en realidad.
Mundo propio
31 y 13, dos cifras que juntas forman un número capicúa, determinan al Fernando de hoy: la primera representa los años que tiene de vida; la segunda, los que lleva como diseñador con marca propia.
Su estilo descontracturado y vanguardista, con toques neorrománticos, le ha dado una identidad reconocible, donde el concepto de deconstrucción (desarmado de las estructuras clásicas, experimentación, reinvención) está presente con frecuencia. “Me interesa mucho crear una prenda deconstruyéndola”, detalla.
Una gran influencia para él fueron los diseñadores Helmut Lang, en la década de los 90, y Rei Kawakubo (para Commes des Garçons). “Recuerdo que mi primer acceso a internet fue para conocer sus sitios web. Podía pasar horas viendo sus desfiles y editoriales. Me cautivó su libertad creativa”, revela el padre de Viuda Ramírez.
Creaciones únicas
Hace un año, Fernando Preda abrió un atelier junto con una amiga, Andrea Rolón Kano-nnikoff. “Ella es diseñadora de moda, pero para mí es también una gran artista”, opina él.
En este lugar, todo se confecciona de manera artesanal y a pequeña escala, una filosofía de trabajo que ha logrado mantener desde sus inicios, pese a tener que competir con empresas grandes. “Somos una minimarca si comparamos con otras que son más industriales. Pero nuestra idea no es hacer ropa en masa, sino algo más personalizado, menos comercial. Nuestras prendas son únicas. No queremos expandirnos produciendo miles de productos iguales”, reafirma este creador.
Pese a ser bastante introvertido, él disfruta generando propuestas audaces y poco comunes: “Me gusta salir del molde. Me encanta ver cómo se mueven los encajes de las prendas, que la gente diga que parece un vestido todo roto y sin coser”.
Con más de una veintena de colecciones creadas, la presencia de Preda y, por ende, de Viuda Ramírez, es infaltable en cada edición del Asunción Fashion Week desde el año 2005. Pero cuando termina la pasada de ropa y llega el momento de salir a dar la cara, él sufre: “El peor momento de los desfiles es cuando tengo que salir a saludar al público. Es como si me clavaran miles de puñales”, admite este joven que, pese a sus años de trayectoria en el ruidoso mundo de la moda, no perdió del todo su timidez.
Moda sustentable
El respeto al entorno también forma parte de la personalidad de Viuda Ramírez. “Como marca, tenemos el compromiso de cuidar nuestro medioambiente”, afirma su director creativo. Así, por ejemplo, utilizan etiquetas de papel reciclado, tintes naturales, usan un método de lavado artesanal y reutilizan retazos y desperdicios. Preda considera que “con pequeñas decisiones que tomamos, podemos cuidar nuestro entorno y enseñar a los demás a optar por materiales amigables con el ambiente”.
Para este diseñador, la moda es crear una fantasía: “Cuando pienso en un vestido, trato de diseñar algo que te remita a los sueños y te haga sentir mejor. La moda es crear una fantasía. Pero esa belleza no perdura en el tiempo y su valor va cambiando con el transcurrir de los días”.
Y aunque Fernando dice que no es un artista, sino simplemente “una persona que crea vestidos, camisas y accesorios”, hay quienes opinan lo contrario. Por ejemplo, Rodrigo Gómez, un egresado del ISA, quien en su tesis de grado para la licenciatura en Artes Visuales –presentada en 2016– analizó la existencia, o no, de un vínculo entre el diseño de indumentaria y el arte.
Para fundamentar su trabajo, se enfocó en las características de dos prendas creadas por este diseñador. Luego de un largo y fundamentado desarrollo, la conclusión fue clara: esas ropas pueden reconocerse como expresión artística. “El diseño de indumentaria sufre diversas transformaciones interpretativas y, actualmente, al igual que otros medios de representación, se la acepta como medio expresivo del arte. Utiliza matices y texturas, como lo hacen la pintura y la música; también trabaja a través del espacio y el cuerpo, al igual que el teatro y la danza. En la actualidad, la influencia del arte en la moda es constante”, describe Gómez en su investigación.
Basados en este estudio, no sería errado afirmar que moda y arte sí pueden ir de la mano.
Y Fernando Preda sabe cómo lograr que esa relación sea idílica.
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Atelier y galería de arte
El atelier de Viuda Ramírez, sobre la calle Teniente Fariña casi México, también funciona como una pequeña galería de arte. Artistas visuales y fotógrafos aglutinados en un grupo denominado Arte no Oficial tienen la posibilidad de exponer allí sus trabajos, que son exhibidos en las paredes del local. “La idea es darles la oportunidad de exponer y vender sus obras en este espacio desestructurado; que mientras los clientes vienen a probarse la ropa, conozcan también el trabajo de estos artistas”, explica Fernando Preda. En este momento hay alrededor de 70 obras, creadas por unos 23 artistas.