Desde su niñez, recorriendo las calles y los pasillos de la Chacarita, supo que el trabajo sería el arma salvadora en su vida, para más tarde convertirse en uno de los estandartes del folclore paraguayo, creando la agrupación que fue alma de las fiestas populares en Paraguay desde los años 50.
Fue lustrabotas, canillita y estibador en la Estación del Ferrocarril. “Orgulloso de todo lo que viví en el pasado”, decía a todos quienes querían escuchar su historia.
Don Alejandro Cubilla, el gran maestro del saxofón, partió el sábado pasado, en un mediodía de calor intenso, como los aplausos que cosechó durante su extensa vida artística.
Nació el 9 de julio de 1929 en Asunción. Hijo de Rogelio Cubilla, maestro de música y director de bandas militares.
A los 12 años ingresó a la Banda de la Policía, donde recibió sus primeras lecciones de música con los profesores Salvador Déntice y Manuel Rivas Ortellado.
Fue en el año 1955 que fundó la Banda Koygua. Contó en la última entrevista que realizó para este medio, que soñó con su padre y este le pidió que hiciera algo por el folclore paraguayo. Cumpliendo con el mandato providencial, hace a un lado a la orquesta de jazz que dirigía en ese entonces, denominada “Alex Cull y sus Caballeros del Jazz”, y crea la banda con la que recorrió casi todo el país y un sinnúmero de ciudades del mundo. “Yo tenía mi orquesta de jazz y no pensaba formar otro grupo, pero el destino parece que tenía otros planes”, aseguró en un libro sobre su biografía.
El saxofonista también se dedicó a la investigación del origen de la música paraguaya, tras convivir durante un mes con el pueblo guaraní pãi tavyterã, del cual registró sus costumbres y rituales.
Su muerte fue a consecuencia de un paro cardiaco, pero los problemas de salud le aquejaban desde hacía mucho tiempo y los últimos cinco años de su vida los vivió con la ceguera, que no impidió, sin embargo, que el maestro perdiera el talento y el tesón para trabajar y seguir brillando sobre los escenarios en distintos festivales.
“Después de la garroteada me vino esto”, decía don Alejandro y se refería al glaucoma, la enfermedad que le provocaron los golpes y maltratos que recibió durante la dictadura de Alfredo Stroessner, ya que Don Alejandro, con su arte, peleó por la libertad de muchos prisioneros durante este régimen.
La Banda Koygua es, sin dudar, la referencia más genuina que tiene la música popular paraguaya. Y hoy nos toca despedir a su fundador, quien a los 86 años de vida seguía entusiasta y agradecido, a pesar de haber sido otro gran músico que durante su vejez conoció el olvido y la indiferencia.