El mundo sufre más de medio billón de dólares en pérdidas cada año por esos desastres naturales, si se incluye el impacto en el bienestar de los pobres, es decir, todos aquellos gastos que dejan de lado, como la educación, la salud, la alimentación, porque lo han perdido todo o casi todo.
Es la primera vez que un índice internacional incluye esa medida de bienestar, lo que aumenta en un 60% los cálculos del impacto de los desastres realizados hasta la fecha por la ONU, que eran del orden de 300.000 millones de dólares.
A la hora de contabilizar el impacto de huracanes, terremotos o sequías, los más pobres también salen perdiendo: Según el informe del BM, “el 20% de los más pobres sufren solamente el 11% de las pérdidas materiales, pero el 47% de las pérdidas de bienestar”.
El reciente huracán Matthew, por ejemplo, golpeó a Haití y a Estados Unidos. Pero en el país más pobre del continente americano, los daños fueron estimados en USD 2.000 millones, mientras que en el más rico, ascendieron a unos 7.000 millones.
Si solo se cuentan las pérdidas materiales, advirtió el estudio del BM, siempre saldrán ganando los países o regiones más ricas. Contabilizar el bienestar permite tener en cuenta esas pérdidas inmateriales. AFP