Los trastornos de la ansiedad y la depresión en adultos son los principales casos que más se atienden en el Centro de Siquiatría y Sicoterapia del Instituto de Previsión Social (IPS), ubicado sobre la calle Artigas y Molas López. Los niños y adolescente consultan por dificultad de aprendizaje, trastornos de conducta, retardo mental, autismo y otros.
La demanda se dispara anualmente. Los casos de siquiatría alcanzan más de 10.000 consultas externas al año y en sicología la cifra asciende a más de 12.000. El Centro de Siquiatría recibió a 982 pacientes en el mes de marzo pasado y se entregaron 137.868 medicamentos.
La centralización del servicio en la capital incide en el saturamiento del único centro de siquiatría de la previsional en el país que cuenta con solo cinco siquiatras. Solo en la Clínica Nanawa hay un consultorio de siquiatría y en el Hospital Central hay un solo profesional para niños y adolescentes.
“Hay una sobrecarga de los pacientes para los recursos humanos. La infraestructura no da abasto. Si vamos a buscar la calidad y la calidez para la atención al usuario, solamente será cumpliendo la política nacional de salud mental que es la descentralización y la unificación de los servicios”, argumentó la doctora Nora Gómez, directora del Centro de Siquiatría y Sicoterapia.
Ante el déficit de personal, la directora Nora Gómez también hace consultorio. Pacientes de Concepción, San Pedro, Itapúa y otras localidades llegan hasta Asunción diariamente en busca de atención en salud mental. Debido a la alta demanda, el tiempo de espera para la primera consulta asciende a dos meses.
Adultos, niños y adolescentes reciben diariamente atención con entrega de medicamentos que tienen un alto costo. Por otra parte, están los pacientes crónicos, que son personas con cinco años de tratamiento, que acuden al Centro para su control ambulatorio cada dos a tres meses. Este grupo es atendido los jueves y viernes.
De por vida. La sicosis, la depresión endógena, los trastornos bipolares, autismo son algunas patologías que requieren tratamiento continuo. “Se tratan toda la vida, no se cura”, explicó la doctora Gómez.
El Centro funciona en un edificio viejo, que era la casa de Gerardo Boungermini. Las instalaciones se encuentran en mal estado y el predio es pequeño para la gran cantidad de pacientes. El Centro solo hace tratamiento ambulatorio, las internaciones son derivadas al Hospital Central o al Hospital Neurosiquiátrico.