El sitio, además, se ha convertido en un depósito de vehículos retenidos o abandonados y hasta de chatarras. Algunos de los automóviles están con vidrios rotos, producto de la rapiña de parte de niños y jóvenes –generalmente bajo los efectos de drogas- que en ocasiones ingresan en horas de la noche, aprovechando la poca iluminación en el lugar.
La oficina de atención al público presenta un aspecto deprimente, con muebles deteriorados, paredes destruidas por efecto de la humedad y hongos que afloran por todas partes, además de un aparato de aire acondicionado que se cae a pedazos.
“En el fondo está el edificio nuevo que nunca se terminó, se hace de a poco. Los intendentes de turno nunca hicieron nada. No podemos decir nada porque somos uniformados”, comenta uno de los agentes –que pide el anonimato– al ser consultado sobre la situación.
ULTIMAHORA.COM intentó comunicarse con el señor Óscar Leguizamón, jefe de la Policía Municipal de Tránsito (PMT), para conocer su versión del lamentable estado edilicio que verificó nuestro equipo periodístico, pero su teléfono celular estaba apagado.