Riesgos. Más de 200 enfermedades y trastornos vienen de la mano del exceso con las bebidas alcohólicas. El riesgo de contraer trastornos mentales y de comportamiento, además del alcoholismo, están presentes cuando las copas de más pasan de ser un momento aislado a casi una costumbre.
Empinar el codo no solamente puede llevar a un comportamiento no adecuado, considerando que el alcohol también actúa como deshinibidor. También puede generar importantes enfermedades no transmisibles como la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares. El exagerado fondo blanco tiene sus consecuencias como problema social, ya que los hechos asociados a él se traducen en perjuicios económicos para la sociedad y el Estado. En lo personal, deriva en otras situaciones. Las crónicas policiales traen a diario los casos de violencia, ya sea intrafamiliar o callejera y los accidentes de tránsito asociados al consumo de las bebidas espirituosas más allá de los límites.
En ruta. En el año 2015, el Hospital del Trauma reportó 12.801 accidentados en el tránsito. La imprudencia, el exceso de velocidad y el consumo de alcohol son los factores principales que se sumaron para llegar a semejante cifra. De 144 fallecidos, 107 fueron conductores de motocicletas. Los percances con biciclo son los de mayor porcentaje en el país, teniendo en cuenta la alta accesibilidad para adquirirlos. Entre las víctimas de estos accidentes viales, la mayor incidencia se centra en jóvenes de 15 a 24 años (909 accidentados en el 2015). Le siguen los hombres de 25 a 34 años (501 accidentados).
La ingestión de bebidas alcohólicas altera la percepción, los tiempos de reflejo, la capacidad de reacción y la toma de decisiones. Al cuerpo le lleva 72 horas eliminar el alcohol que ha ingresado al organismo, independientemente de los fármacos que se consuma para contrarrestar los síntomas de la resaca.
