Bueno, ya terminó el Dakar 2017, al menos el capítulo Paraguay. Mucha gente quedó contenta, estuvo súper lindo, el país estuvo en la vidriera de todo el mundo, o sea, todo el planeta nos vio, o al menos conoció la Costanera, el Palacio, la Bahía de Asunción, nuestros hoteles, la calle Artigas, los perritos callejeros cruzando frente a los autos, los polvorientos caminos de Atyrá y sus gallinas asustando a los competidores en moto.
Muy lindo, sobre todo la parte que el evento deportivo deja significativos ingresos, especialmente en el rubro de turismo y el comercio que podría, según publicó ÚH, ganar unos seis millones de dólares. Los hoteles tuvieron muy buen movimiento, lo mismo que el negocio de la gastronomía. Muchos extranjeros probaron nuestra sopa paraguaya, el chipa guasu y el sándwich de empanada, acompañados con tereré o pilsen’í.
Los fanáticos y hasta los que entienden un poco de rallies deliraron de felicidad, pudieron ver a sus ídolos y se emocionaron, ya que según contaron, estuvieron paseando por nuestra calurosísima ciudad nada menos que unos cuantos campeones de esta especialidad.
Pero ahora que pasó la fiebre espero que la policía del Twitter nos conceda el permiso para hablar de otra cosa, de la división Primera C o lo que queramos. Porque en esencia eso es lo que es la libertad. Que uno es libre de hacer lo que quiera, siempre que no jorobe al otro. Que nadie puede obligarte a que te afilies a un partido político, o que seas socio del club Libertad, o que vayas a rezar a Caacupé si no querés, incluso que no te guste el rally.
Y digo esto porque seguí el evento a través de Twitter, y pude darme cuenta de que si no estabas reeeeeee feliiiiiiiiz, emocionado por Sébastien Loeb o sudando la gota gorda bajo un calor de 50 grados en la Costanera, viendo a los participantes del Dakar 2017, eras casi un traidor a la patria.
Un tuit en particular asustó un poco: mostraba una linda imagen de barcos iluminados en la bahía, la Costanera estaba repleta de gente, pero a la imagen idílica le acompañaba el mensaje que ponía algo así como que si no te gusta, sabés dónde podés irte... Palabras más palabras menos, así es exactamente como suena la intolerancia y la arrogancia de los que nos quieren mandar a pensar toditos igual, que ellos.
Yo me alegro si hubo gente que ganó con el Dakar 2017, vendieron mucho, ganaron plata, o fueron felices conociendo a sus ídolos, pero me reservo el derecho de que el evento me sea absolutamente indiferente.