03 jul. 2025

Crecida azota otra vez a bañadenses que volvieron a sus casas en febrero

Pedro Silva señala la humedad que dejó la inundación de fin de año, una mancha ocre que ocupa casi la mitad de la pared de su casa. “Hace dos meses el agua estaba por acá, 1,40 metros”, mide con una cinta métrica este poblador dedicado a la locería y que vive con su familia en el barrio Jukyty.

Breve.  Julio vuelve con su esposa y  su nieto al refugio, tras estar solo una semana en su casa.

Breve. Julio vuelve con su esposa y su nieto al refugio, tras estar solo una semana en su casa.

Luego del tibio retroceso del río Paraguay, en enero pasado, la inundación vuelve a poner en vilo a las familias ribereñas de Asunción.

La mayoría volvió hace solo semanas a sus casas, ahora de a poco emprenden la retirada ante el imparable avance de las aguas.

“Un desastre estaba, no arreglé nada todavía, si es que va a volver el agua, no me conviene”, dice Pedro, quien tiene la lámina del río frente a su vivienda, al igual que otros vecinos de la cuadra.

“Ahora nos estamos preparando ya otra vez. De a poco nos estamos mudando”, cuenta Magdalena Martínez al comentar que el sábado volverá a su casa’i del refugio.

Un equipo de ÚH recorrió en parte el Bañado Sur, donde a diario se ve el éxodo de familias que huyen con sus mobiliarios de la crecida. “El agua está aumentando por hora, ya no por día”, asevera Claudia Insfrán, también de Jukyty.

Esta escena se repite en otros puntos de la ribera capitalina. Las autoridades del Gobierno esperan que el pico máximo de inundación se registre en junio próximo y podría alcanzar –o incluso superar– el nivel histórico registrado en mayo de 1983, que fue de 9,01 m.

“La gente que volvió está saliendo de vuelta. La verdad que no pensamos que íbamos a salir. Yo volví a mi casa y después de un mes –el sábado pasado– tuve que abandonar porque el agua viene muy rápido”, comenta Claudia.

Esto afecta a alrededor de 200 familias que permanecieron solo semanas en sus casas cuando retrocedió temporalmente la inundación en la ribera. Desde finales de enero pasado, centenares de damnificados decidieron volver a sus hogares que habían quedado bajo agua.

Pero, hace una semana con el nuevo repunte del río –ayer trepó a 6,45 m–, las familias afectadas se ven obligadas a volver a los refugios habilitados por Consejo Municipal de Emergencias y Desastres de Asunción (Comueda) y de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), o bien instalarse en las veredas, calles arriba.

Algunos gastaron al menos G. 700.000 para reacondicionar la parte eléctrica de sus viviendas; sin sumar lo que destinaron para recomponer otros daños como la inmundicia que encontraron con los pozos ciegos reventados.

Ahora los gastos pasan por pagar de nuevo la mudanza (entre G. 100.000 y 150.000 por viaje) y volver a levantar las casetas de terciadas en los refugios, donde aguardarán que baje de nuevo el nivel del río.