Susana Oviedo
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Con Lilian Soto no hay eufemismos ni posiciones tibias. Para esta médica, con una maestría en Gestión Pública cursada en Estados Unidos, vasta experiencia en investigaciones sociales y breve paso por la gestión de gobierno como ministra de la Función Pública en la administración de Fernando Lugo, hablar de cambios es proponer lo que ellas plantean hacer si logran la banca en el Poder Legislativo: pedir que se reduzcan a la mitad la dieta y otras remuneraciones que perciben los parlamentarios. “Con dos periodos legislativos ya se jubilan, con plata pública se les paga dos millones de guaraníes por un seguro privado, además reciben rubros para combustible, asistencia parlamentaria y otros privilegios indebidos con los que hay que terminar”, dice. Desde el partido Kuña Pyrenda, del que es una de las fundadoras, elaboraron una lista de 67 proyectos de ley que se proponen impulsar. Entre ellos, uno para recuperar las tierras malhabidas. “Tenemos casi ocho millones de hectáreas en manos de unas 1.000 personas y entidades vinculadas al dictador Alfredo Stroessner”, dice. Con ella hablamos de la campaña electoral y de lo que podría esperarse.
–¿Ve alguna esperanza de cambio con los dos candidatos que más chances tienen de llegar al Ejecutivo?
–Yo con un stronista –por Mario Abdo Benítez, del Partido Colorado– no espero un solo cambio posible. Al contrario, espero retrocesos. Además, es una persona que reivindica al stronismo y tiene un pensamiento fundamentalista y excluyente, como nos ha demostrado en sus expresiones. Con el otro grupo, conformado por el PLRA y el Frente Guasu, si llega a producirse su victoria, espero que el Frente Guasu tenga la capacidad de colocar y hacer valer algunos de los elementos que posibiliten que no haya retrocesos, sino algunos avances. No apoyamos candidaturas. Kuña Pyrenda decidió que fuera así porque lastimosamente la persona que encabeza hoy la Alianza (por Efraín Alegre) no ha apoyado procesos democráticos en su momento.
–¿En qué lugar dentro del proceso democrático del país nos ubica que se instale de vuelta un tema como el servicio militar obligatorio o que se abroquelen las fuerzas en torno a no permitir la aprobación de una ley contra toda forma de discriminación?
–Bueno, esto no está sucediendo solo en Paraguay, sino en la región. Es una arremetida fundamentalista, conservadora. Tuvimos gobiernos de izquierda, progresistas, que terminaron, casi todos ellos, cambiados por sectores de derecha. Se conforma un nuevo ciclo en donde el pensamiento conservador está reaccionando ante avances que se fueron dando, como en derechos humanos, los instrumentos internacionales. Lo que sucede es esa arremetida, y que en países como en Paraguay, por su historia, educación, sumisión, temor a hablar, que durante 35 años nos instalaron, tiene un terreno muy fértil.
–¿Qué opina sobre el hecho de que en estos momentos, antes que discutir propuestas, el debate es si un presidente puede candidatarse o no a senador activo?
–Desde el momento del golpe de junio de 2012, el contrato social del Paraguay se rompió. Entonces, ni siquiera se respetaron las formas de la democracia. Esto trae como consecuencia que cuando se te conculcan los derechos, no tengas ni una posibilidad de reclamar nada. En 2012 se rompieron esas formas, entonces, a partir de ahí, no les importa nada. Quien quiera violar la Constitución le encuentra cualquier tipo de vuelta. Lo hace, y los otros también entran en la misma lógica. Entonces, ya nadie respeta ninguna regla formal. En este momento estamos ante un proceso tipo ley de la selva: el que tiene más fuerza impone su opinión. Compra unos cuantos abogados y jueces, y ya está.
–¿Qué se hizo mal o no se hizo en estos 29 años para romper con cuestiones como el bipartidismo en el Paraguay?
–Bueno, al caer una dictadura de 35 años, ¿quién tutela el proceso democrático? El mismo partido que tenía ese pensamiento dictatorial. No hubo un solo cambio en el pensamiento autoritario, antidemocrático, represivo, que implica la sumisión de los demás y la imposición de una voluntad sobre otras voluntades. El general Andrés Rodríguez le hizo un golpe de Estado a su consuegro, Alfredo Stroessner, y dijo: " Vamos a implementar ahora la democracia”. Pero, a ver, ¿quién era Rodríguez? Un militar que había introducido el narcotráfico en Paraguay. Además, no existió el castigo a quienes hicieron tanto daño al país. Hubo impunidad. Entonces, quienes tutelaron todo esto siguen siendo los colorados, que, además, en estos 29 años expandieron en los otros partidos políticos su misma cultura política de prebendarismo, clientelismo, etc., que se consideran normales hasta hoy. Entonces, no se produjo ningún cambio en la mentalidad. Quienes tenían el poder han sido los mismos. Son los señores y sus hijos que han mandado antes y siguen haciéndolo ahora.
–¿Cree que se aprobará el proyecto de ley de paridad democrática? ¿Por qué es fundamental que esto se establezca por ley?
–Por una razón muy sencilla; las vivencias, la socialización de hombres y mujeres en nuestra sociedad es diferente, y esa diferencia hace que tengamos miradas diferentes, que veamos cuestiones distintas, las cuales son politizables. Doy un ejemplo, el tema de cuidados. ¿Quién se encarga de los cuidados en la sociedad paraguaya cuando hay una persona con discapacidad, o cuando hay un adulto mayor con dependencia, o un niño o niña que criar? Crían las mujeres, cuidan las mujeres, y ese cuidado, esa tarea, no ha sido sujeto de políticas públicas. ¿Por qué?, porque son los señores los que ocupan el poder político, y no lo ven, porque no tienen que cuidar, no tienen ningún problema en no mirar eso y en no hacer política pública al respecto. Lo mismo con la violencia. Mientras las mujeres no estuvimos con voz potente para decir hay que pelear contra la violencia familiar, el tema se consideraba una cuestión privada, no pública y sujeto a políticas públicas. Además, la representación política tiene que comprender a la diversidad de la sociedad, y las pluralidades que la democracia representativa reconoce. Por eso existe el sistema proporcional y la representación territorial.
–¿Trasciende las cuotas de participación?
–La paridad no es ver si las mujeres podemos alcanzar un poquitito más de espacio o una cuota. Ese debate está superado. Es concepto democrático, una necesidad de participación. El 8 de marzo, tenemos el compromiso de que el proyecto de ley va a entrar en el orden del día del Senado, porque el presidente del Congreso, Fernando Lugo, así se comprometió a hacerlo. Es una propuesta que se trabajó pluripartidariamente durante cuatro años. Lo hicimos mujeres de todos los partidos políticos. Lo que queremos es una sociedad paritaria. Que la participación sea 50 a 50%, entre hombres y mujeres, en todos los ámbitos de poder político y social.