La misma gente que vivió horas de terror tras el derrumbe de sus viviendas y que, por ende, lo perdió todo, es la que este jueves se levantó para que Misiones comience a caminar de nuevo.
Una gran olla popular logró que las familias puedan alimentarse este Jueves Santo en San Javier, compañía de San Ignacio, en el departamento de Misiones, luego de las consecuencias de una terrible tormenta que sacudió a la región.
El panorama se muestra desolador, afirmaron las víctimas, e incluso algunos pobladores se muestran sin esperanzas tras la catástrofe. Sin embargo, mujeres como Rosalina viuda de Ortellado (87) invirtieron su tiempo en deleitar al pueblo con un rico caldo ava, gracias a la solidaridad de compatriotas, informó Vanessa Rodríguez, periodista de Última Hora.
Este jueves, ignacianos residentes en Asunción, capital del país, llevaron donaciones hasta Misiones y, entre ropas y víveres, ayudaron a que varias familias no se sientan solas ante todo lo ocurrido.
Los compatriotas, además, entregaron a cada familia dos kilos de carne cruda y uno de asado. Tanto niños como adultos se acercaron a retirar comidas hasta en jarras, debido a que perdieron hasta sus cubiertos tras el terrible episodio natural.
El espíritu del pueblo, pese al dolor y a la pérdida, se muestra con esperanzas, algunos se desenvuelven con altos niveles positivismo, como si nada hubiera pasado. Otros ciudadanos, contemplando el horizonte, agradecieron que el conflicto no haya pasado a mayores.
El fin de semana pasado, una mujer adulta y una niña de 10 años fallecieron tras los derrumbes. También varias personas resultaron heridas. Capillas, escuelas, comisarías y viviendas fueron destrozadas por el temporal. Ahora la Entidad Binacional Yacyretá se comprometió a construir las viviendas que fueron arruinadas por completo.